martes, 5 de enero de 2016

DE BILBAO A FERROL EN TREN DE VIA ESTRECHA - ASTURIAS 4ª PARTE OVIEDO



ASTURIAS


OVIEDO



06/04/2011, son las 10,36 horas de la mañana cuando nuestro tren sale del apeadero de San Vicente de la Barquera rumbo a Oviedo. Por delante tenemos algo más de tres horas de viaje hasta llegar a la capital asturiana. 


Visto desde nuestra curiosidad ferroviaria, tenemos la suerte de viajar en  una de las nuevas unidades que están relevando a las más antiguas.  Según nos comenta el Interventor que va de servicio en la misma, llevan pocos días circulando y están aún en periodo de pruebas.   Es un material más moderno y de mayor confort que el que nos trajo hasta San Vicente y guarda cierta similitud, en el interior, con los trenes Civia que Renfe utiliza en algunas lineas de Cercanías y también con otras unidades utilizadas en algunos recorridos de Regionales.


Durante una parte del trayecto iremos tocando la costa, aunque pronto nos desviaremos hacia el interior. El paisaje sigue siendo el típico norteño donde se alternan prados y montañas. Una pena que los cristales de las ventanillas no estén del todo limpios para que las fotografías reflejen con más nitidez lo que vemos a través de ellas.




Dejo descansar la cámara y, mientras converso con mis acompañantes, disfruto del paisaje cántabro y asturiano que se sucede a través del cristal como secuencias de una película.  
En el trayecto perteneciente a la Comunidad de Asturias hay ciudades de interés  que solo vemos de paso, pero reteniéndolas en la memoria con la intención de incluirlas en  otro viaje.
Por citar algunas de estas poblaciones lo haré con Arriondas y Ribadesella, protagonistas de un evento de alcance internacional que tiene lugar cada año a principio del mes de agosto. En esas fechas se celebra el tradicional descenso del Río Sella, en el cual participan multitud de piragüistas que realizan un recorrido de unos 15 kilómetros entre ambos lugares. El espectáculo puede ser visto desde el tren, ya que la vía discurre paralela al río en algunos tramos.

El viaje, a pesar de la poca velocidad a la que circulan estos trenes, se ha hecho llevadero y a las 14 horas llegamos a Oviedo. Nuestro alojamiento no está demasiado lejos de la estación, pero como vamos con las maletas y se hace tarde para comer cogemos un taxi. 

El Hotel Nap es un moderno establecimiento con una relación calidad-precio óptima. Está situado en la calle José Ramón Zaragoza, muy cercana a la Avenida de Galicia en la que se ubica la estación conjunta de Adif y Feve. 

Entrada a la estación de Oviedo por el Paseo de la Losa que cubre las vías y andenes.
Mara es, desde hace algunos años, una de mis mejores amistades. Nos unen la profesión, ambos somos ferroviarios, y nuestra afición por la literatura. También nuestro cariño por Soria, ella tiene sus orígenes en esa ciudad en la que yo pasé siete años como Jefe de Estación. Venir a Oviedo y compartir unas horas con ella es un aliciente añadido al meramente turístico.
Pensaba que comeríamos juntos pero otros compromisos, que ella tiene, nos privan de su compañía, aunque nos recomienda un lugar en el que nos atenderán bien. Se trata de un restaurante cercano a la estación y frecuentado por ferroviarios llamado Marcelino Pan y Vino del que, efectivamente, salimos satisfechos y al que pertenece la fotografía siguiente, con un cuadro de Asturias y sus Concejos.


Hemos quedado con Mara en la estación. Nos acompañará durante la tarde enseñándonos la ciudad y compartiendo unas horas con nosotros. Nuestro primer objetivo será subir hasta el Monte Naranco, lugar de esparcimiento de los ovetenses que pasean hasta su cima en un recorrido de cinco kilómetros y medio, que nosotros haremos en coche.
La cima de este monte se eleva unos 600 metros sobre el nivel del mar y se utilizó en otro tiempo como campo de tiro. Actualmente la ocupa un área recreativa con columpios, toboganes y otros artilugios para solaz de los mas pequeños y cuenta también con una zona de merendero dotada de mesas y bancos.
Coronando la montaña se instaló una colosal estatua del Sagrado  Corazón que, con los brazos abiertos, mira a la ciudad como si quisiera abrazarla o protegerla. Ensamblada en el pedestal hay una Cruz de la Victoria, símbolo del Principado de Asturias.
Las ligeras nubes bajas no dejan ver con nitidez la costa cantábrica y la otra gran ciudad asturiana, Gijón, que sí se divisa en los días más claros.







En la falda de la montaña se encuentran dos importantes monumentos religiosos de estilo prerrománico, San Miguel de Lillo y Santa María del Naranco. En el camino de regreso a Oviedo,  haremos un alto en esta última iglesia para disfrutar de su bella arquitectura y llevarnos unas fotografías de recuerdo.





De nuevo en la ciudad visitaremos brevemente otra obra de Santiago Calatrava, quien tampoco en Oviedo se ha libró de la polémica. Se trata del Palacio de Congresos, construido recientemente en los antiguos terrenos del estadio de futbol Carlos Tartiere. 
Este centro de convenciones ha sufrido algún que otro parón en el desarrollo de las obras debido principalmente a la crisis financiera. El alma del complejo debía ser su visera retráctil que finalmente quedó fija por problemas de diseño, según manifestó Waagner-Biró,  la empresa austriaca encargada de su construcción. 
También aquí el arquitecto valenciano se vió envuelto en demandas judiciales, con menos suerte que en Bilbao. Fue condenado a pagar tres millones y medio de euros por un accidente ocurrido durante la construcción que causó lesiones a varios obreros. Esto sucedía en 2006. En 2014 sería condenado de nuevo a abonar a la promotora del Palacio de Congresos casi tres millones más de euros por defectos, sobrecostes en la construcción y ausencias en la dirección de las obras.



Para llegar al Centro Histórico volvemos al coche de Mara, que lo ha dejado aparcado junto a unos jardines contiguos. Nos dirigimos hacia el Campo de San Francisco, un magnifico parque  situado en el centro de la ciudad.

Oviedo, también llamada Oviéu en bable, la lengua utilizada en Asturias,  es una ciudad agradable para pasear. Su antiguedad está documentada  en el siglo VIII y  fue creciendo a partir del Convento de San Vicente, fundado en aquellas fechas por los monjes Fromestano y Máximo. 
Durante unas horas disfrutaremos recorriendo la capital asturiana. Mara  nos ilustrará con sus comentarios sobre los lugares que vamos viendo y nos guiará por sus rincones favoritos de la ciudad en la que vive.
Empezamos el recorrido en el Palacio de Camposagrado del siglo XVIII, que mandó construir el tercer marqués del mismo nombre José Manuel Bernardo de Quirós y Marino Lobera, un edificio barroco con patio central que actualmente es la sede del Tribunal Superior de Justicia de Asturias. 


En la Plaza del Fontán (su nombre deriva de una antigua fuente o manantial que alimentaba una laguna que en tiempos ocupaba ese lugar) se situa el Mercado de Abastos. Es una plaza porticada en la que se celebrán mercadillos semanales, muy próxima a lugares como  la Casa de la Comedia o Teatro Fontán, ocupada hoy en día por la Biblioteca Pública Perez de Ayala. Aparece en la obra de Leopoldo Alas "Clarín", La Regenta, como la Plaza del Pan.




No puedo asegurar si Oviedo fue, entre otras ciudades, la precursora de las estatuas de bronce en sus calles. Esta moda ha proliferado y en cualquier urbe que se visite se las ve por doquier. Aquí las hay muy bonitas y representativas de los más variados oficios y tradiciones, quizás la más famosa sea la del cineasta Woody Allen, pero a mi me gustan más y  encuentro de mayor interés las primeras. En las siguientes fotografías muestro algunas de ellas:





Una de estas figuras es la de un gigantesco paragüas que da nombre a una popular plaza ubicada dentro de la calle San Isidoro.


El Ayuntamiento, situado en la Plaza de la Constitución,  es otro de los edificios historicos ovetenses. De estilo barroco, fue diseñado por  el arquitecto Juan Naveda  y las obras de la Casa Consistorial se llevaron a cabo entre los años 1622 y 1671. Durante la Guerra Civil española sufrió graves daños, lo que obligó a trasladar el consistorio al Palacio del Marqués de San Feliz. En 1940, una vez acabada la contienda, se reedificó, siéndole añadida la Torre del Reloj. También se colocó por esas fechas una barandilla forjada fabricada en la Fábrica de Armas, por la que el Ayuntamiento premió a los obreros que participaron en su construcción 1876 pesetas de la época. Hechos en la misma fábrica y donados por el Ministerio del Éjercito son los leones de fundición situados en la Plaza de Castilla de la ciudad.




Otro de los monumentos situado en la Plaza de la Constitución es la Iglesia de San Isidoro, cuya construcción se terminó en 1681. Formaba parte del complejo del Colegio de los Jesuitas de la Orden de  San Matías (mi tocayo) cuyas obras fueron impulsadas bajo el mecenazgo de Dña. Magdalena de Ulloa un siglo antes. El firmante del documento de fundación de ese colegio fue  el que en esas fechas era Arzobispo de Granada, Don Martín Carrillo Alderete, anteriormente Obispo de Oviedo. El prelado está enterrado en la Iglesia de San Isidoro.
El Colegio de los Jesuitas sería derruido en 1873 para construir el Mercado del Fontán.


La catedral está dedicada a la advocación de San Salvador y está construida sobre los restos de la antigua iglesia del mismo nombre que fue arrasada por los musulmanes en el año 794. Su arquitecto fue Rodrigo Gil de Hontañón.
Su bella torre gótica se eleva hacia el cielo ovetense como si persiguiese alcanzar la gloria. La misma gloria que buscaban los Reyes defendiendo el único bastión cristiano que quedó en la península tras la invasión sarracena. Los restos de algunos de estos  monarcas  reposan en el interior de este templo.


Leopoldo García-Alas "Clarín"  nos regaló en La Regenta, un relato costumbrista con amor y desengaño, su particular visión de Vetusta, nombre supuesto que ocultaba el de la que siempre fue su ciudad, Oviedo. 
Por avatares de la vida, Leopoldo nació en Zamora, donde su padre había sido nombrado gobernador. Allí vivió "Clarín" los primeros siete años de su vida hasta que la familia volvió de nuevo a Asturias.
Estudiante brillante, se doctoró en Derecho Civil y Canónigo  y obtuvo cátedra en las Universidades de Zaragoza y Oviedo. Fue también un cronista satírico que repartió dardos envenenados entre mucha gente. Uno de ellos, José María Queipo de Llano, Conde de Toreno (no confundir con el General franquista), siendo ministro de instrucción Pública se vengaría de Leopoldo vetando su nombramiento en la cátedra de Salamanca.
Ana Ozores es el nombre de la protagonista de la novela. Quizás porque uno de sus pretendientes fuese Fermín de Pas, su confesor y canónigo de la Catedral, es por lo que se ha colocado muy cercana al templo una figura de La Regenta. Quizás también se ha podido colocar en ese lugar porque el Obispo no es el mismo que se escandalizara con esa historia, arremetiendo contra el autor quien, como acostumbraba,  dio al eclesiástico cumplida respuesta. Sea como fuere aprovecho la ocasión para fotografiarme con este símbolo literario.




Situado a la derecha de la Catedral se encuentra el Palacio de Valdecarzana, que mandó construir en el siglo XVII Don Diego Miranda, heredero de uno de los grandes linajes asturianos. Hoy en día es la Sede de la Audiencia Territorial de Asturias.


Finalizando nuestro paseo por el Centro Historico pasamos por otro lugar de referencia, la Sede de la Universidad de Oviedo. Este centro empezó su actividad en 1608 y la lista de personajes ilustres que ha pasado por su claustro como alumnos y profesores, en las más diversas disciplinas, es envidiable e interminable. El General Rafael del Riego,  Gaspar Melchor de Jovellanos, el mismo Leopoldo Alas y su hijo Leopoldo Garcia-Alas Argüelles son algunos de ellos. Este último  era Rector de la Universidad cuando los fascistas se sublevaron contra la 2ª República, fue detenido y posteriormente fusilado por ellos en 1937.


Uno de los teatros que casi todos habremos oído nombrar alguna vez, aunque no hayamos estado en Oviedo, es el Teatro Campoamor. En él tiene lugar anualmente la entrega de los Premios Principes de Asturias, con  los cuales se reconocen los méritos o trayectoria de destacadas personalidades de la Ciencia, Cultura o Deportes. 


Cerca del teatro, diversas figuras representan y ensalzan el tema de la maternidad en distintas formas.

 


En el Campo de San Francisco revivimos los tiempos de los fotógrafos ambulantes con la clásica fotografía del caballito.



Hemos pasado unas horas estupendas viendo Oviedo en compañia de Mara. No queremos quitarle más tiempo, pues ella tiene sus obligaciones familiares y ha de irse. Ha sido un placer volver a verla y disfrutar de su ciudad con ella.



Matías Ortega Carmona

Oviedo 06 de abril de 2011

 

domingo, 13 de diciembre de 2015

CUENTO DE NAVIDAD 2015









Cuento de Navidad

Caminaba por las calles de la ciudad en las que lucía el alumbrado navideño.  En las zonas comerciales, por los altavoces instalados en cada esquina, se dejaban oír los típicos villancicos propios de estos días y algunos mensajes que, a la par que deseaban Felices Fiestas a los transeúntes, les invitaban a realizar sus compras en tal o cual comercio.

Pensaba para mis adentros en lo falso e insustancial que resulta todo, en unas Fiestas que en una parte del mundo se han convertido en una exaltación del lujo y el despilfarro mientras en el resto del planeta, las guerras, la insolidaridad, el hambre y la incomprensión castigan a las personas como si fuesen culpables de haber nacido en un lugar y no en el otro.

Pensaba que todo era mentira y me decía que no quería participar en esa farsa cuando al pasar junto a un pesebre viviente, instalado al lado de la Iglesia de la Natividad, vi a un anciano cubierto de harapos que contemplaba, con lágrimas en los ojos, al niño sonriente que en brazos de su madre hacía las veces del Niño Dios recién nacido.

Me sorprendió tanto que no tuve más remedio que preguntarle:

-      ¿Cómo una persona a la que este mundo ha dado          tan poco puede emocionarse aún con este enredo?

El hombre me miró, entre curioso y condescendiente, antes de contestarme y me dijo:

-      No me engañan las luces ni los oropeles, sé que en estas Fiestas nadie se acordará de mi y que mi mayor regalo será poder conseguir algo de alimento y sobrevivir al frio y otras inclemencias mientras busco, en la calle, el rincón más confortable, para no morir de frío.

-      ¿Entonces? - le dije.

 -      Es muy fácil – me contestó:
  
        Emocionarme con ese niño es algo que no tengo que comprar con dinero. Jesús, nació en el lugar más humilde, un pesebre y para calentarse necesitó el aliento de una burra y una vaca. No tenía nada y solo la caridad de las gentes que acudieron a adorarle y a entregarle sus presentes le ayudó a sobrevivir. Cuando llegó su momento pagó a los hombres y mujeres que le ayudaron y también a los que lo vilipendiaron entregando su vida.

Añadió:

-      ¿Sabes?  Aquellos que hoy se apartan de mí por mi aspecto, que piensan que tienen más que yo porque pueden comprar, comer y dormir en una cómoda cama, no se llevarán nada con ellos a su último viaje. En ese tránsito estaremos igualados o quizás yo lleve una ligera ventaja, porque sin ninguna duda, ese Niño Jesús que nació en un pesebre, me entenderá mejor a mí que a ellos.

-      ¿Tienes familia, verdad, seguramente nietos? – me preguntó.

-      Si, mujer hijos y dos nietas, le respondí.

-   Pues no te sientas culpable de nada, tu solo no podrás cambiar el mundo pero si podrás dar y recibir de tu familia el amor que aquel Niño quiso traer a la humanidad. Enseña a tus nietas que, Ese Amor, es el verdadero sentido de la Navidad.
       Ríe e ilusiónate con ellas y enséñales que en el respeto y la humildad encontrarán el camino de la verdadera Felicidad.

Entregué mi abrigo a aquel hombre que sin saberlo, o si, me acababa de dar mucho más que yo a él y continué mi camino. Al llegar a casa mis dos nietas, Irene y Paula, acudieron, como siempre lo hacen, presurosas a darme su abrazo y me llevaron de la mano a enseñarme lo bien que se alimentaba el Tió (un tronco de madera, adornado con boca y ojos, que en Cataluña premia con regalos a los niños en la Nochebuena).

En el amor de los vuestros, familia y esos amigos que forman parte de ella, encontrareis con toda seguridad el mayor regalo, lo mejor de la Navidad.

 



Navidad de 2015


Matías Ortega Carmona


domingo, 6 de diciembre de 2015

DE BILBAO A FERROL EN TREN DE VIA ESTRECHA - SAN VICENTE DE LA BARQUERA 3ª PARTE





SAN VICENTE DE LA BARQUERA



Son las 09,10 horas del día 05/04/2011 cuando abandonamos Santander a bordo de un tren de Feve que nos llevará hasta San Vicente de la Barquera. 
A nuestra llegada a la capital cántabra pudimos ver el tren turístico de la Robla y ahora que partimos vemos una composición de otro tren, El Estrella del Cantábrico, que hace rutas por Asturias y que suponemos está aquí estacionado para realizarle trabajos de mantenimiento.
También el trayecto que realizaremos hoy transcurre por el interior de la provincia y no veremos el mar hasta llegar a San Vicente de la Barquera; no a la estación sino a la población situada a unos 7 kms. Cuando estamos llegando al apeadero telefoneo al hotel, Faro de San Vicente, en el que nos alojaremos y muy amablemente se ocupan en enviarnos un taxi
En nuestro viaje de  hora y media escasa pasaremos por dos de las poblaciones importantes de la Comunidad de Cantabria, Torrelavega y Cabezón de la Sal, esta última próxima a nuestro destino.
Torrelavega es la segunda ciudad en importancia de toda la región. Industrial y Ganadera, alberga el Mercado Nacional Ganadero en el que se celebran ferias semanales a las que asisten vendedores y compradores de todos los puntos de España y también tiene lugar allí la Feria de Muestra de Cantabria. Es la capital de la Comarca del Besaya con una afectación en habitantes de unos 120000 de las que unos 55000 conviven en Torrelavega. Es también un importante nudo de comunicaciones hacia la Meseta y Asturias y cuenta con dos estaciones de ferrocarril, la de Feve por la que nos lleva nuestro tren y la de Adif que da servicio a los trenes de Renfe.
Cabezón de la Sal es una población de unos 8500 habitantes que debe su nombre a los yacimientos de los que, ya en la época romana, se extraía este producto de importancia capital para la economía de la zona. Cabezón era una medida de cantidad usada para la sal y alguien unió las dos palabras que dieron origen al nombre del municipio.
Había visto imágenes de la población por Internet y también en televisión. La participación  en el concurso de moda, en aquellos días, de un joven de la localidad llamado David Bustamante hoy ya cantante consagrado, fue una operación propagandista de primer orden. He de decir que San Vicente de la Barquera tiene, sin desmerecer a Bustamante, encantos propios, las vistas desde la habitación del hotel son una muestra:





Desde la ventana de la habitación el paisaje es esplendido. La Ría, pequeña y encantadora con la marea baja que deja a las pequeñas embarcaciones varadas en la tierra. El Castillo y la Iglesia de Santa María de los Ángeles, se alzan majestuosos recortándose en el cielo azul como se recortan los montes de los Picos de Europa aún cubiertos de nieve. Realmente hermoso.

San Vicente de la Barquera fue ya en tiempos de los romanos un lugar de referencia que alcanzó su mayor esplendor en el reinado de Alfonso VIII de Castilla. Sus gentes, avezados marinos, participáron en muchas campañas  contra los árabes significándose en la reconquista de Sevilla. Su puerto fue el punto de llegada  de Carlos I de España y V de Alemania para coronarse como Rey, sucediendo a su madre Juana en la  corona de  Castilla y  a su abuelo Fernando en la de Aragón. El Rey se alojó en esa ocasión en el Convento de San Luis, un antiguo monasterio  que en la actualidad es propiedad privada. Ese lugar, recibe visitantes, en determinadas épocas del año, concertando previamente la visita en la Oficina de Turismo.
La localidad está situada en el centro de la Comarca del Parque Natural de Oyambre en el que se pueden visitar pequeñas rías, hermosas playas, dunas y bellos acantilados. 

Dejamos el equipaje en el hotel y salimos dispuestos a recorrer la villa, el Castillo será lo primero que visitemos. Para llegar a él cruzamos uno de los puentes sobre la ría.  Domingo y Mª Dolors están sorprendidos por el fenómeno de la marea por la gran diferencia que se produce entre la bajamar y la pleamar cosa que no sucede en nuestra zona del Mediterranéo, al menos con esa intensidad. Elena y yo, que estamos acostumbrados a verlo en Galicia, les explicamos que todo ese terreno donde las barcas  ahora están varadas en unas horas desaparecerá cubierto por el mar.






Llegamos al Castillo subiendo por calles estrechas y empinadas. El esfuerzo vale la pena, no porque la fortaleza sea algo extraordinario pero si lo son las vistas que desde ella se divisan.
Se trata de una construcción que fue residencia de los Reyes de Castilla hasta que Juan II la cedió a la Villa. Su interior es austero y alberga un pequeño museo en el que se conserva uno de los cañones que la defendían de los ataque que pudiesen llegar desde el mar. También hay una maqueta que nos muestra como era la Villa antigua y su perímetro amurallado.





La vida, entre esos muros de piedra, no debía ser muy confortable pero los paisajes que se pueden disfrutar desde las murallas y almenas son un lujo impagable, algo que compensa de cualquier penalidad.


 









Finalizada la visita al Castillo nos dirigimos a la Iglesia de Santa María de los Ángeles, situada en el extremo opuesto del casco antiguo al que nos encontramos. 
Por el camino encontramos el Palacio de la familia Corro antiguo Hospital de la Misericordia. En él se daba cobijo y atención a los enfermos más necesitados de la zona por voluntad de uno de los  hijos más ilustres de San Vicente de la Barquera, el Inquisidor Antonio Corro.  Hablar de su cargo puede confundir sobre la personalidad de este fraile jerónimo quien, lejos de practicar las tropelías con las que se identifica a la "Santa Inquisición", fue una persona de gran formación con talante humanista que había adquirido a través de sus estudios y también de sus vivencias en varios países europeos en los que pasó algunos años.




El antiguo Hospital de La Misericordia es en la actualidad la Casa Consistorial de la población. A Domingo y a mi nos llama la atención, como ferroviarios, una placa  con los datos geográficos del lugar. Placas semejantes estaban o están en las paredes de muchas estaciones de ferrocarril en las que hemos trabajado.


No tenemos suerte y la Iglesia de Santa María de los Ángeles está cerrada. Añoro esos tiempos en que la mayoría de estos lugares se podían visitar en un amplio horario pero también entiendo que se proteja el patrimonio que hay en ellos de la codicia de algunos desalmados.
En este caso en particular, he leído que en el interior están los sepulcros  de los padres de Antonio Corro y el suyo propio, sobre el cual hay una valiosa estatua esculpida por Juan Bautista Vázquez, escultor castellano apodado el Viejo.







Como ocurría desde el Castillo, también desde los alrededores de este templo se pueden contemplar hermosos paisajes y los restos de lo que fue el Hospital de la Concepción:



Los prados verdes y la montaña santanderina, son la antesala de los imponentes Picos de Europa, frontera natural entre Cantabria, Asturias y Castilla y León:





El paseo nos ha abierto el apetito y entramos en uno de los muchos restaurantes que hay en el centro. Ya que estamos en Cantabria optamos por tomar un menú que incluye el cocido montañés, un plato contundente que sirve para recuperar energías y que casi nos invita a regresar al hotel para descansar un poco y reposar la comida.


Desde la mañana, cuando llegamos, la marea ha subido bastante y aún lo hará un poco más; todas las embarcaciones ocupan su lugar natural flotando en el mar y Mª Dolors y Domingo disfrutan con la novedad.
 


Estamos en el puerto y desde el muelle vemos la margen derecha de la ría y el Puente de la Maza, importante obra de la ingeniería medieval que sustituyó a uno anterior de madera. Este puente llegó a tener 32 arcos siendo considerado uno de los más importantes de España.



Otro de los lugares pintorescos es el Santuario de la Virgen de la Barquera, hacia el que nos dirigimos.





Se trata de un templo construido a la entrada del puerto en el lugar en el cual según la tradición apareció la imagen.  Se tienen referencias de esta iglesia desde el siglo XV. Dentro de ella, presidiendo el Altar Mayor, se encuentra la Virgen de la Barquera y colgada del techo una pequeña embarcación de vela, supongo que en homenaje y recuerdo de las gentes del mar. 
Se cuenta que la Virgen llegó hasta aquí en una embarcación sin remos ni tripulación y desde entonces realiza milagros para que los marineros encuentren los vientos propicios para navegar. 
El segundo domingo, después de Pascua, se celebra la Fiesta de la Folía en la que mediante una procesión marinera y otros actos los lugareños homenajean a su Patrona.
No podemos entrar en la Iglesia pues la puerta de acceso está cerrada pero a través de una reja se puede ver el interior y hacer las fotografías. 
El entorno del Santuario tiene rincones idílicos por los que paseamos durante un buen rato.





El Mar Cantábrico suele batir con fuerza contra la rocas en los días de temporal, evidentemente hoy no es uno de ellos pero aún así, Domingo, se esfuerza en captar con su cámara las olas más rompedoras.








La tarde declina cuando nos dirigimos hasta la zona donde se encuentra el Puente de la Maza, andaremos un poco por allí y sacaremos alguna foto más  mientras llega la hora de la cena.









Se ha hecho de noche mientras cenamos, camino del hotel disfrutamos del paisaje nocturno, notando en el rostro el frío de la noche y la ligera brisa que viene del mar. Ha sido otro día intenso, descubriendo rincones maravillosos como en los anteriores, ahora toca descansar porque mañana continuamos viaje a Oviedo.


Estamos teniendo suerte y el día amanece radiante. Desayunamos antes de dejar el hotel donde nos recoge el mismo taxista que nos había traído el día anterior con el que ya habíamos quedado de acuerdo. En pocos minutos estaremos de nuevo a bordo del tren para seguir nuestro viaje.




San Vicente de la Barquera 06/04/2011

Matías Ortega Carmona