jueves, 28 de diciembre de 2017

VIAJE POR EXTREMADURA Y TALAVERA DE LA REINA - GUADALUPE




VIAJE POR EXTREMADURA Y TALAVERA DE LA REINA 

GUADALUPE



Son las 13,05 horas cuando nuestro autobús sale de Cáceres con destino a La Puebla de Guadalupe, localidad situada al este de Extremadura en la Sierra de Las Villuercas. 

No podemos realizar este viaje en tren,  pero todo sería distinto si se hubiese puesto en marcha la Linea Talavera de la Reina - Villanueva de la Serena. Este trazado tenía como objeto acortar la distancia entre Madrid y Badajoz, evitando el rodeo que significa el recorrido vigente a través de Cáceres. El proyecto es aprobado  y ejecutado, practicamente en su totalidad, en virtud de un Real Decreto de 5 marzo de 1926 por el que se acometían obras ferroviarias del Plan Preferente de  Ferrocarriles de Urgente Construcción.
Esta linea ferroviaria vio como los trabajos se iniciaban y suspendían constantemente. La Guerra Civil supuso el primer parón y aunque los trabajos se reanudaron tras la contienda, en 1941, dada la situación precaria por la que atravesaba el país, volvieron a suspenderse.  En 1950 la idea volvió a tomar cuerpo aunque no de una manera  decidida y sería en 1962 cuando llegó una Orden Ministerial que supuso el fin de aquella aventura con la infraestructura casi finalizada, incluyendo edificios de estaciones. Hoy en día, como en otros muchos lugares donde si llegaron a circular trenes y el ferrocarril fue desmantelado, han quedado como testimonio las llamadas vías verdes que permiten el tránsito de caminantes y ciclistas. Una pena para los que amamos los trenes, pues me habría encantado llegar hasta Guadalupe en uno de ellos.


Al poco de dejar la Estación de Autobuses vemos un poste indicador que señala la A-58 que nos llevará hasta Trujillo en un recorrido por los campos de la dehesa extremeña.



Trujillo es otra de las poblaciones importantes, con mucha historia, de la Comunidad Extremeña. Hoy se celebra la Feria del Queso, a la que no asistiremos, pues nuestra estancia se limitará a lo que tarde el autobús en pasar por ella y dejar y recoger viajeros. De todos modos, antes de iniciar el viaje, me he dado el capricho de comer un excelente queso de oveja, al que soy un gran aficionado, acompañado de un chorizo ibérico de la tierra.




Desde el autobús vemos las murallas y las torres del castillo que indican donde está situado el Centro Histórico. Es una visita que queda pendiente si, en un próximo viaje, volvemos a Extremadura.
Reanudamos la marcha  dejando atrás la autovía y circulando por la carretera que lleva a Zorita, donde cogeremos la EX-102 hasta Guadalupe. 

Por la ventanilla observamos como se alimentan los cerdos ibéricos  que corretean libres por el campo. No puedo, por menos,  que verlos también ya puestos en la mesa en forma de suculentos jamones y sabrosos embutidos. Aunque hemos comido antes de subir al autobús se despierta mi gula.
En Cañamero el pasaje se amplía con un grupo de estudiantes que nos acompañaran hasta nuestro destino rompiendo, con sus risas y gritos, la tranquilidad que había hasta ese momento  ¡cosas de la juventud! 


A partir de aquí la carretera se vuelve más tortuosa, estamos adentrándonos en La Sierra de Las Villuercas y el paisaje es más agreste, pero de una gran belleza. Al chofer, supongo que muy conocedor del recorrido, parece que no le afectan las curvas y circula a una velocidad mayor de la que nos gustaría.


Son las 15,20 horas cuando nos apeamos del autobús en la parada que está junto al Ayuntamiento, de allí hasta el Hostal Cerezo, donde hemos reservado habitaciones, apenas hay tres minutos.
El Hostal es un establecimiento modesto, en la planta baja están situado el bar y el comedor y en las plantas superiores las habitaciones. No dispone de ascensor y aunque nuestras habitaciones están en el primer piso, depende de que equipaje se lleve, puede ser un inconveniente. Por lo demás poco que objetar, la limpieza es impecable y la amabilidad   de la señora que nos atiende también.


El Monasterio está muy cerca y antes de las 16,00 horas estamos en la Sala de Recepción de Visitantes para realizar la visita guiada



Es algo común a muchos de estos lugares, pero no por ello deja de incomodarme, no permiten hacer fotografías en ninguna de las salas ni museos y solo dejan hacerlas en el Claustro. Por ello, con el fin de acompañar a los comentarios, he escogido algunas de la página web de Turismo de Extremadura. Otra de las cosas que procuro evitar, si hay la posibilidad de la visita con audio, es la visita guiada. En este caso se confirman mis temores y el guía nos lleva al trote. Dicho todo esto, el Monasterio en su conjunto es una maravilla que no conviene perderse si uno va por Extremadura.


A primera vista, más bien parece que nos encontremos ante una fortaleza que delante de un edificio religioso. Dos altas torres, una de ellas almenada, custodian la entrada de la basílica de estilo gótico en la que se encuentra la Virgen de Guadalupe, Patrona de Extremadura y Reina de la Hispanidad. Esta talla de la Virgen Negra (a similitud de nuestra Virgen de Montserrat) fue hallada, según las crónicas, en la orilla del Río Guadalupe por el pastor Gil Cordero. El pastor vio como la Virgen se le aparecía y le pedía que construyese una capilla donde ser venerada. 
Tras la Batalla del  Salado en 1340 y la victoria de los cristianos ante los musulmanes, el Rey Alfonso XI, que había pedido la intercesión de la Virgen, interpretó que la victoria se había debido a este hecho. Por ello impulsó que la deteriorada ermita original  fuese sustituida por un templo en mejores condiciones junto al cual se construyeron un hospital y otras dependencias. Su cuidado y mantenimiento fue otorgado a la Orden de los Jerónimos y las obras, hasta obtener el aspecto que vemos hoy en día, se prolongaron del siglo XIII hasta el XVIII. La gestión del Monasterio está encomendada actualmente a Orden Franciscana.

Desde el Claustro accedemos a la sala donde se exponen los Libros Miniados, llamados así porque la tinta utilizada estaba hecha con una base minio para prolongar su conservación. Los libros están hechos con piel de ternera sobre la que se escribía y dibujaba.


Algunos de estos Codices son de tal tamaño y peso que estan dotados de ruedas para poder manejarlos.





En total, según nos comenta el guía, la colección está compuesta de 107 obras, 97 de ellas de gran tamaño.

El Museo de Bordados también expone verdaderas obras de arte de vestimenta religiosa, casullas ricamente bordadas y suntuosos mantos.




En otra de las salas están expuestas diversas pinturas y esculturas con curiosos detalles, según nos comenta nuestro guía, pero imposibles de apreciar debido a la rapidez de la visita.





A mí, que también trabajé, más modestamente, la madera, siempre me han impresionado las tallas que pueden verse en los asientos de los coros de las grandes iglesias. El Coro de este Monasterio no es de los más espectaculares pero tiene su mérito, en el centro del mismo podemos ver un Facistol de bronce en el que se colocaban los códices para la lectura.


Francisco de Zurbarán, el gran pintor extremeño nacido en Fuente de Cantos (Badajoz) el 7 de noviembre de 1598 contribuye (su obra le mantiene vivo) a magnificar  este lugar. En la Sacristía, uno de los recintos religiosos más bellos que uno puede visitar, sus cuadros destacan con luz propia. Es imposible disfrutar de tanta belleza en el tiempo que nos dan para hacer la visita. Aquí vuelvo a lamentar que no me dejen hacer las fotografías que me gustaría, cuando el hacerlas sin flash, según parece, no ocasiona ningún daño. No me gusta, prefiero siempre las mías, pero recurro de nuevo a las de Turismo de Extremadura.




Un objeto curioso pende del techo de la sacristía, se trata del Fanal de la Nao Capitana de la Flota Turca, mandada por Ali-Bajá,  que fue derrotada  por la Armada Cristiana en la batalla de Lepanto el 7 de octubre de 1571. Comandaba las naves cristianas Juan de Austria, muy devoto de La Virgen de Guadalupe, quien arrancó este trofeo a sus enemigos y lo envió al Monasterio. Agradecía así su protección  en la contienda y una victoria que supuso el fin del dominio otomano en el Mediterráneo. 






En la sala que recoje la fotografía inferior se encuentra el tesoro que el Monasterio ha ido acumulando a lo largo de su historia en regalos hechos a La Virgen. Un sinfín de joyas y variada orfefrería se exponen junto a los mantos con  que se  viste la imagen dependiendo de la fecha y la festividad que se celebre.



Salimos de la Sacristía para dirigirnos al Camarín de la Virgen. Al pie de la escalera que lleva al mismo nos espera un fraile que nos acompañará en el tradicional beso a la imagen.

  
En lo que para la mayoría suele ser un acto más protocolario que de Fe, Elena mi esposa, se emociona de una forma sorprendente hasta el punto de saltársela las lágrimas, lo cual acaba emocionando también al Fraile Franciscano que nos acompaña en este acto. 



Terminada la visita guiada, volvemos de nuevo al Claustro donde, por fin, si se permite usar la cámara y verlo sin prisas.
El Claustro, llamado de Los Milagros,  es de forma cuadrangular con dos cuerpos de arquería a cada lado.


El centro de los jardines  está ocupado por un hermoso Templete Mudéjar obra de Fray de Sevilla, quien lo construyó en 1405.




En una de las esquinas podemos ver una Glorieta con fuente, que se usaba como lavatorio, cubierta con bóvedas de crucería y alicatado mudéjar.

Por esta puerta y escaleras se sube al piso superior al que solamente se permite acceder en visita guiada.


Repartidos a lo largo de las paredes de este Claustro hay 29 lienzos pintados por Fray Juan de Santamaría, con motivos de
los milagros atribuidos a la Virgen de Guadalupe.








En este sepulcro reposan los restos de Fray Gónzalo de Illescas, obispo de Córdoba y fraile jerónimo, que falleció en 1460. El autor de esta obra escultórica fue Egas Cueman (escultor y arquitecto hispano flamenco), que lo realizó entre 1458 y 1460, por lo que me atrevo a pensar que fue el propio Obispo quien encargó su sepulcro.



La Basílica del Monasterio se puede visitar a voluntad siempre que se encuentre abierta. Se trata de un templo de estilo gótico del Siglo XIV que sería remodelado en el Siglo XVIII y consta de tres naves cubiertas con bóvedas de crucería.


Como detalle curioso del Altar Mayor señalar que, tras el mismo, esta situado el escritorio que fuera de Felipe II, convertido ahora en Sagrario Eucarístico. Se trata de un artístico bargueño de cedro,  hecho en Roma por el maestro Juan Giamín, con adornos damasquinados de oro y plata.


El Retablo Mayor fue inaugurado en 1618 con la presencia del entonces Rey Felipe III. Siguiendo el proyecto de Juan Gómez de Mora, fue ejecutado por el escultor Giraldo de Merlo con la participación de otros artistas, pintores y escultores, entre ellos un hijo del Greco.



Lo preside, en la parte central del mismo, La Virgen de Guadalupe y está coronado por Jesucristo Crucificado. Los Cuatro Evangelistas además de Santa Lucía, Santa Catalina, Santa Inés, Santa Barbara con San Jerónimo, San Agustín y San Isidoro de Sevilla son algunos de figurantes de este retablo.

Pasado el atrio, a la derecha, se encuentra la Capilla de Santa Ana, construida en el Siglo XV. Ocupa el Retablo Central un lienzo de Pablo Céspedes del Siglo XVI que representa una escena familiar de la Santa.  
Justo al lado derecho del Retablo se encuentra el sarcófago de Alonso Velasco y de su esposa Isabel de Cuadros, tallado en alabastro por Egas Cueman en 1467. Este matrimonio eran gente noble, muy devotos de Guadalupe, que dispusieron ser enterrados en esta capilla por lo que contrataron los servicios del escultor para que hiciese su mausoleo, obra que no escapó a la polémica. El artista talló las figuras de los esposos en actitud orante en lugar de yacente, tal como se estilaba en Castilla en esa época. Eso motivó un enfado entre ambas partes quedando la obra inacabada durante un tiempo en el cual el escultor se ausentó de Guadalupe. A su vuelta las aguas volvieron a su cauce y Egas Cueman finalizo el encargo y pudo cobrar la parte que tenía pendiente del mismo.


Me llama la atención este cuadro al que no acompaña ninguna reseña de autor ni otro tipo de explicación. En él  se ve a la Virgen, rodeada de querubines, contemplando desde el cielo el incipiente monasterio. La acompaña en la escena un fraile ¿figura alegórica o personaje importante en la historia de Guadalupe?, es algo que ignoro.


El Coro en el que estuvimos antes, en la visita guiada, está situado en la parte opuesta al Presbiterio.


Debajo del Coro un gran cuadro nos traslada al bautismo de dos indios traídos de una de las expediciones al Nuevo Continente.


En las siguientes fotografías, detalles de la iglesia en la que se puede ver la Verja del Altar Mayor, hecha por los frailes dominicos Fray Francisco de Salamanca y Fray Juan de Ávila.




Hemos visto parte del Conjunto Monumental desde el interior y ahora haremos un recorrido por el exterior y  el núcleo antiguo de La Puebla de Guadalupe. La temperatura es agradable y el paseo se hace ameno.
Saliendo de la Plaza de Santa María, a la derecha, lo primero que encontramos es La Hospedería del Monasterio convertida en un lujoso hotel. 


Destacan en esta construcción de mampostería y sillarejo los torreones cilíndricos rematados con chapitel.











Junto a La Hospedería destacan, en este conjunto, el antiguo Hospital de San Juan y el Colegio de Infantes de Gramática convertidos actualmente en Parador de Turismo.
Atravesamos el Arco de San Pedro y enseguida estamos de nuevo delante de la fachada principal del Monasterio.








El acceso a distintas calles de la parte antigua esta delimitado por arcos que iremos viendo en nuestro caminar por las mismas. Iniciamos la ruta atravesando el Arco del Chorro Gordo



Me gusta mucho andar por estas calles y disfrutar este paseo casi en solitario, lejos del bullicio que se apodera de ellas cuando la afluencia de visitantes es masiva.
 

Hay itinerarios indicados con carteles para que uno pueda ver todo el conjunto de estas típicas calles sin despistarse dando vueltas que te lleven a acabar en el mismo lugar. Nosotros seguimos las indicaciones hasta pasar por el Arco del Tinte.


En la Fuente del Ángel alguien, poco dado a los detalles, ha olvidado la botella o quizás es ...que piensa volver a por ella.



No faltan, en fachadas y balcones, las macetas con plantas y flores algo a lo que no estamos habituados los que vivimos en grandes ciudades y que quizás por ello caminamos siempre con prisa aunque en realidad no tengamos una hora fijada para llegar a ningún sitio.



Hablaba de no estar habituados a los jardines domésticos pero aún puedo sorprenderme más cuando en el Arco de Las Heras aparece una joven amazona que pasea a lomos de montura por el caso urbano.
 



Por la Calle Ruperto Cordero llegamos a La Plazuela de la Fuente de los Tres Chorros importante porque ya formaba parte de la Red de Fuentes del Arca del Agua en la Edad Media, una importante obra hidráulica de esa época. Su antiguedad es del Siglo XV y actualmente sigue formando parte de la red de suministro de agua de La Puebla de Guadalupe.




Nos encontramos delante del  Arco de Sevilla por el que accederemos de nuevo a la Plaza de Santa María.



En esta zona se ubican algunos de los hostales y también la mayoría de comercios en los que, sobre todo los turistas, pueden proveerse de artesanía y productos típicos de la región.  Espectaculares escaparates con tentadores artículos gastronómicos llaman la atención de los viandantes.





La vista de esos jamones de bellota nos ha abierto el apetito. La hora que es también aconseja el irnos retirando al Hostal donde nos esperan la cena y un reparador descanso.
Como colofón de esta gira turística por Extremadura, una última mirada a la Fachada Principal de la Basílica de Guadalupe y a la Fuente de los Tres Caños en la que según cuentas las crónicas fueron bautizados los primeros nativos traídos de América.



La Puebla de Guadalupe









27 de abril de 2017

Matías Ortega Carmona.