sábado, 28 de septiembre de 2019

VIAJANDO POR EL ANTIGUO REINO DE MURCIA - 4ª ETAPA AGUILAS










VIAJANDO POR EL ANTIGUO REINO DE MURCIA 

4ª ETAPA - AGUILAS

 

 

Empezamos nuestra visita a Murcia, en Cartagena, junto al mar y nuestro último día lo dedicaremos a conocer Aguilas uno de los lugares más bellos del Mediterráneo. Una población de gran tradición ferroviara, unida desde siempre a este medio de transporte. El recorrido en tren, de Murcia hasta aquí, es uno de los pocos trayectos de ferrocarril de la red española que no conocía lo cual da un aliciente añadido a este viaje.

No somos muchos los viajeros que llegamos en el tren de media distancia  hasta Aguilas. Por las referencias que tengo, en verano esto cambia y son multitud los murcianos de interior, junto a otros turistas, que se despalazan hasta las hermosas playas que esta población posee. 

 

El paseo maritimo queda a escasos minutos de la estación. La primera impresión es  la misma que tenemos cuando paseamos por cualquiera de las poblaciones de la Costa Dorada, como Salou o Cambrils. El ambiente es el típico de este tipo de nucleos turísticos, restaurantes cerrados, apartamentos con las persianas bajadas y tranquilidad que yo prefiero a los agobios veraniegos. Lo que cambia es el paisaje, mirando el mar de frente, a la izquierda, tenemos unas pequeñas elevaciones rocosas donde se encuentra un peñasco que a la distancia semeja la figura de un aguilucho.

A la derecha vemos otras estribaciones rocosas sobre las cuales se asienta el Castillo de San Juan de las Aguilas el cual, por una ladera de la montaña parece despedirse de la costa murciana y por la otra mira a las cercanas tierras de Almería.

Seguimos hacia la derecha pues tenemos reservada mesa en el Restaurante Zoco del Mar que  se encuentra junto al Castillo. Es temprano aún y antes de ir a comer otras cosas centrarán nuestra atención, como el remozado Molino  de la Sagrera y su acceso.






Desde este molino vemos, en el centro urbano, a su hermano llamado de los Alacranes. Estos ingenios, que antes movía el viento para moler el grano, se han convertido en atractivos turísticos y excelentes miradores sobre la población,  el puerto y sus playas.
 

Junto al Molino de la Sagrera, enclavado en pleno Barrio Pesquero, se ha construido el Centro de Interpretación de los Molinos.

Bajamos de nuevo al paseo y muy cerca encontramos algo que a todos los ferroviarios (pienso yo) nos hace mucha ilusión, una de las locomotoras de vapor que prestó servicio en la Linea Lorca-Aguilas. Como ya he dicho antes, los aguileños se han sentido siempre muy próximos al Ferrocarril y esta es su forma de rendirle un homenaje.



Seguimos caminando hasta la cercana Plaza de España que es el centro neurálgico de la población. És un lugar con abundante y variada vegetación en el que no podían faltar, ni los gigantescos ficus, ni la tradicional fuente.










En una de las esquinas hay una estatua que recuerda al Rey Carlos III, personaje importante en el devenir y la historia de Aguilas.



A estos jardines se asoman algunos edificios de arquitectura modernista. También el Ayuntamiento, que data del Siglo XVIII, con fachada neomudejar en la que se pueden ver algunas escrituras en árabe.


En la Plaza de España se encuentra  la Iglesia Parroquial de San José, un templo de estilo neoclásico que se edificó, curiosamente, rehabilitando un antiguo almacén. Éste era utilizado  para guardar el esparto, un producto ahora en decadencia pero que tuvo mucha imporatancia en la economía de la zona. Con él  se fabricaban suelas de alpargatas y cestería en general. En alguna población murciana, como Cehegín, los artesanos alpargateros reciben su homenaje con un monumento que les inmortaliza.


Desde 1790, esta Iglesia, funciona como lugar de culto con el nombre actual. En sus inicios estuvo dedicado a La Purisima Concepción y  a San Indalecio. Aqui tiene su domicilio la Patrona de la ciudad, La Virgen de los Dolores, cuya imagen encontramos preparada para los desfiles procesionales de Semana Santa.

    Altar Mayor de la Iglesia de San José.

Se puede llegar al Castillo y al Restaurante Zoco del Mar desde la Plaza de España, subiendo primero unas escaleras y después una empinada cuesta. Nosotros aprovecharemos la gentileza de este local y obviaremos el esfuerzo subiendo en una furgoneta que ponen al servicio de sus clientes para hacer este trayecto.

Sin desdeñar su buen hacer gastronómico, un gran atractivo de este restaurante es el paisaje que se disfruta desde el comedor. Con las vistas que tiene parece que la comida resulta más apetitosa.

Nuestra intención era subir al Castillo después de comer pero resulta que han cambiado el horario, precisamente esta semana, y hasta las 18 horas no abren el acceso. Esto supone un pequeño contratiempo pues nos obliga a posponer esta visita para otra ocasión.


 La furgoneta que nos ha traido hasta aquí  está subiendo y bajando constantemente pero decidimos regresar a la población caminando. Disfrutar del paisaje con las esplendidas playas y que, como dice el refran -"cuesta abajo todos los santos ayudan"- son motivos suficientes para  que el paseo resulte muy agradable. El panorama de Aguilas y su comarca, visto desde las alturas, resulta magnífico.









Volvemos al paseo marítimo para recorrerlo en sentido inverso hasta llegar al pie del Mirador del Aguilica. La erosión del viento y del agua han tallado en la roca la figura, comentada anteriormente, que semeja la de un aguila. Esta curiosidad y las bellas panorámicas que se ven de la costa hacen que este sea un lugar muy visitado.

Otro mirador, situado en la Playa del Hornillo es nuestro siguiente destino. En él, encontramos una placa, pegada a una roca, con la imagen de nuestro paisano Joan Manel Serrat. Pocos han cantado, de forma tan magistral y con tanto sentimiento, a este Mar Mediterráneo al que nos asomamos ahora.

La belleza de este paraje impresiona, con su pequeña bahía y las rocas que emergiendo del mar conforman la Isla del Fraile, un islote que en la época romana albergó una fabrica de salazón. En la  actualidad es un espacio protegido y  sus aguas son  una reserva marina.








Una de las curiosidades de la Playa del Hornillo es el antiguo muelle, una construcción ferrea hecha por las compañias mineras inglesas para que  los trenes pudiesen transportar el mineral hasta los mismos barcos.

A poca distancia de esta bahía tenemos otro lugar con encanto de Aguilas, el Rincón del Hornillo.  Se encuentra al otro lado del muelle minero, por mar llegaríamos enseguida pero para ir caminando se ha de dar una vuelta bastante grande aunque el esfuerzo merece la pena.

Se trata de un lugar de ocio bastante frecuentado en el verano. Son muchos los que vienen hasta aquí a tomar algun refresco en el bar, solo abierto en fechas estivales, mientras disfrutan de la belleza del entorno. Juan Martínez Casuco se inspiró en la obra de Gaudí para, en 1985, hacer en el acceso a los chalets que circundan la playa, esta escalinata y los motivos que la adornan.









Volvemos sobre nuestros pasos para visitar el Centro de Interpretación del Mar, ese mar para y del que viven mayormente los habitantes de Aguilas.

No podía tener mejor imagen un museo dedicado al mar. Para ubicarlo se ha recreado una embarcación de pesca de las que usaban los pescadores aguileños.


Entramos directamente a lo que son las entrañas de la nave y podemos observar como es la estructura de la misma con las cuadernas y carlingas que dan forma al armazón.



Pasamos después a ver como era la Cabina de Mando y la Sala de Mapas.




Por su posición, imaginamos que este pesquero se puede dirigir a puerto por lo que su proa mira a la población mientras la popa va alejandose del mar.


Desde la popa,  una bella imagen, la Isla del Fraile emergiendo del Mediterraneo.


Hay quien se embelesa con el paisaje y olvida sus pertenenencias en cualquier lugar. Supongo que la propietaria o propietario, no hago juicios de valor, pronto se dará cuenta cuenta y volverá a buscar el bolso y la chaqueta. 

Por una pasarela lateral, de esta nave de ficción, accedemos al Acuario.

El Acuario es de tamaño reducido y por tanto no son muchas las clases de peces que contiene aunque además de las peceras hay carteles informativos relatando las especies que habitan esta costa. No he preguntado ni he visto ningun cartel que prohiba hacer fotografías pero desisto de ello para no molestar a los peces.

Me llama la atención la gran cantidad y variedad de conchas de moluscos y bivalvos que hay en las estanterias


Alguna de un tamaño bastante inusual, imagino que clase de animal se escondía ahí dentro y pienso que con él se podía servir un festín para muchos comensales.





El Museo no es demasiado grande, apenas un par de salas en las que  vemos algunas nasas y otras artes de pesca, además de maquetas de diversas embarcaciones y otros detalles marineros.



Algo que nos resulta curioso es la recreación de una vivienda de pescadores. Ésta, sin los detalles marinos, también podría pasar por la vivienda típica de la huerta murciana  que yo conocí en mi infancia, aunque aquellas eran aun más modestas.














Nuestro tiempo en Aguilas se acaba, la hora para tomar el tren de regreso a Murcia se acerca. Regresamos por el paseo marítimo echando una última ojeada al mar y a las playas, aún escasas de gente.



Pasamos por  el Barrio Virgen de los Dolores donde se encuentra el local de La Hermandad Ferroviaria próximo ya a la estación.


Ha sido un día intenso, como lo son todos los que disfrutamos en estos viajes. También con un deseo cumplido, la visita a Aguilas era algo  varias veces planeado y nunca, hasta hoy, realizado. 

Ha valido la pena; nuestro recorrido por la Región de Murcia finaliza mañana cuando, en la Estación de Murcia del Carmen, subamos al Talgo que nos llevará de vuelta a Tarragona. En  el pensamiento el recuerdo de todo lo que hemos visto y vivido estos días, con algo de añoranza  pero pensando ya en el próximo viaje,


Aguilas 13 de abril de 2019

Matías Ortega Carmona