jueves, 30 de noviembre de 2017

VIAJE POR EXTREMADURA Y TALAVERA DE LA REINA - CÁCERES









VIAJE POR EXTREMADURA Y TALAVERA DE LA REINA



CÁCERES




Son algo más de las dos de la tarde cuando llegamos al Hotel Don Carlos, un establecimiento situado a poca distancia de la Plaza Mayor en una calle tranquila. La decoración es la clásica de un establecimiento que no quiere desentonar con el lugar en el que se ubica, la Zona Monumental de la ciudad.


Las habitaciones son muy amplias y también el cuarto de baño, cuidada limpieza y camas cómodas; suficiente para pasar, en nuestro caso una noche, o  unos días en esta hermosa ciudad si se dispone de ellos.




Paramos lo justo para dejar el equipaje pues es hora de comer. En lugar de tomar el ascensor bajamos por las escaleras para hacer alguna fotografía y familiarizarnos con el Hotel.




Caminamos unos metros y ya estamos delante de la Iglesia de San Juán, antesala de La Plaza Mayor.



La zona esta bien surtida de terrazas y restaurantes en los que se puede comer menú del día o a la carta con una variada oferta. 




Por lo avanzado de la hora, no nos entretenemos demasiado en elegir donde comer. Entramos en un local cercano a la Iglesia de San Juan y  aprovecho para comerme unas migas de pan, con huevo y jamón, y un potaje de  escasos tropezones ibéricos pero que sabe bien. Menú sin excelencias   pero correcto el que disfrutamos mis acompañantes y yo.
Nuestra primera visita de la tarde será al Museo de Cáceres, situado en la parte alta de la Zona Monumental. Desde la Plaza San Juán encaramos un pequeño tramo de escaleras que nos lleva a una de las puertas en la muralla, el Postigo de Santa Ana.





Pasar estos arcos y adentrarse en las estrechas y empedradas  calles es sumergirse en plena Edad Media. Palacios que en su tiempo albergaron a la nobleza extremeña y otros edificios, en  muy buen estado de conservación, nos trasladan en el tiempo. Pienso  que en cualquier recodo aparecerán los caballeros con sus cabalgaduras. Me congratulo de que la poca amplitud de las calles no permita el transito ni estacionamiento de automóviles (supongo que tampoco debe de estar permitido, salvo para lo indispensable), así mientras caminamos podemos seguir dejando que nuestra imaginación vuele.




La calle de los Condes, por la que hemos subido, acaba en la Plaza de San Mateo, donde se alza la iglesia con el mismo nombre.



En esta plaza, también da a la  de San Pablo, destaca la torre almenada del Palacio del Capitán Diego de Ovando, llamada popularmente la casa de las cigüeñas por el gran numero de estas aves que acostumbran a posarse sobre ella. Esta torre tiene la el privilegio de ser la única, dentro del Casco Antiguo, que no fue desmochada al terminar la guerra que enfrentó, por la Corona de Castilla, a Isabel la Católica y su hermanastra Juana la Beltraneja. Los nobles de Cáceres optaron en su mayoría por apoyar a Juana lo que motivó las represalias de  Isabel. Ésta ordenó que las torres de los palacios fuesen desmochadas al acabar la contienda, conservandose la del Capitán Ovando, leal a la Reina.

Una confusión entre los horarios de invierno y verano nos ha hecho llegar a La Plaza de Las Veletas, donde está el Museo de Cáceres, con antelación.  Este centro cultural ocupa las dependencias del Palacio de Las Veletas y las de La Casa de los Caballos, llamada así porque en su día estaban en ella las caballerizas. Al parecer todos estos edificios se construyeron en el Siglo XV sobre los restos del antiguo Alcázar Mozárabe que dominaba la ciudad. De su pasado agareno ha llegado hasta nuestros día un magnifico aljibe que se ubica en la parte inferior del museo.

 
Mientras hacemos tiempo para la visita, observamos el paisaje y localizamos  el Santuario de La Virgen de La Montaña situado en una loma a las afueras de Cáceres. Nuestra estancia coincide con el traslado de la imagen desde su Santuario hasta la Concatedral de Santa María. Este es un festejo que los cacereños viven con devoción y al que más tarde asistiremos.




Las cigüeñas,  se han adueñado de la espadaña de la Iglesia de San Mateo, desde la misma, una adulta y dos polluelos también miran el horizonte, quizás esperando ver a la Virgen.


Por fin abren el  Museo y accedemos al mismo. En la parte que ocupa la Casa de Las Veletas están ubicadas las salas correspondientes a Arqueología y Etnología a las que se accede desde un patio central por cual también bajaremos al aljibe


 


Como suele ocurrir en la mayoría de estos lugares, se permite realizar fotografías sin utilizar el flash por lo que la calidad de la imagen disminuye mucho sobre todo si la luz, como es el caso, es escasa. Aún así incluyo alguna como testimonio de la visita.
 


Esta obra colosal tiene origen árabe, como la mayoría de los aljibes que aún se conservan sobre todo en Andalucía y la misma Extremadura. En lugares donde la escasez de agua era frecuente se recogía en ellos la procedente de la lluvia para posteriormente abastecerse de ella. En el de La Casa de Las Veletas se podían almacenar hasta 700 metros cúbicos de agua en un espacio de 140 metros cuadrados. Esta formado por cinco naves cubiertas con bóveda de cañón y 16 arcos de herradura sustentados en 12 columnas.
De la visita a las distintas salas del museo incluyo, para no cansar, solo algunas fotografías. Lo ideal es animarse y hacer una visita presencial del mismo.





















Finalizada la visita al Museo, continuamos con el recorrido de la Zona Monumental. Por una calle con un nombre recurrente, Rincón de la Monja, bajamos hasta La Plaza de San Jorge.





Mientras caminamos encontramos un establecimiento que también tiene un llamativo rótulo.
 

Como está cerrado no podemos averiguar si realmente el placer es así.



En las escaleras de acceso a la Iglesia de San Francisco Javier encontramos  San Jorge abatiendo al dragón.



Este templo forma parte del conjunto del Colegio que los Jesuitas fundaron en el Siglo XVIII y se construyó con el legado que el noble cacereño Don Francisco Vargas y Figueroa, mecenas de la Orden, dejó a su muerte en 1698. El deseo de este noble de que su cuerpo reposase en  esta iglesia  no fue posible hasta 57 años después de su fallecimiento por estar inacabada. Provisionalmente fue  enterrado en la Concatedral de Santa María y sus restos trasladados tras la finalización de las obras en el año1755.




Me llama la atención el Retablo Mayor. Según leo, data del año 1753 y es de autor desconocido, su estilo es del barroco tardío y luce majestuoso con sus cuatro columnas con capiteles corintios. Tiene como detalle central una custodia en forma de templete que flanquean dos querubines. En las calles laterales, parte inferior, las imagenes en madera policromada de San Luis Gonzaga y San Francisco de Borja. En la parte superior, en las hornacinas, las de San Bernardo de Clarabal y San Francisco de Asís. En la parte central, sobre la custodia, un cuadro de estilo barroco pintado por el napolitano Paolo de Matteis con presencia de San Francisco Javier. El Santo, acompañado de otros gentiles pasea por la Playa de Tamilán donde un cangrejo gigante le entrega un Crucifijo. El mismo que él había hundido en el mar para calmar una tempestad desatada en el transcurso de una travesía entre las islas de Ambón y Cerán, en el archipiélago de Las Malucas.




Coronando el retablo vemos a la Inmaculada Concepción asentada sobre un mar de nubes y rodeada de Querubines.




La Cúpula sobre el Crucero es otro de los detalles interesantes de este templo. Está adornada con cartelas barrocas en cuyo interior hay inscritas unas cruces.
De la Plaza de San Jorge a la de Santa María hay un corto trecho jalonado de palacios: Golfín Roco, Golfines de Abajo, el de la Diputación Provincial son algunos de ellos.





La Concatedral de Santa María pertenece a la Diócesis de Coria-Cáceres. De estilo gótico  fue construida entre los siglos XV y XVI y es el edificio religioso más importante de la ciudad. Se edificó sobre una construcción romana anterior de la que aún queda una parte por lo que podría decirse que su antiguedad es de algún siglo más.


En una de las esquinas, sobre un pedestal, podemos ver la estatua a tamaño natural de San Pedro de Alcántara, obra del escultor Enrique Pérez Comendador.


En el interior, el templo está dividido en tres naves además del campanario al cual se accede por una escalera de caracol y ofrece, lo digo de oídas, una esplendida vista del recinto monumental. He de decir que a esas horas de la tarde mi espalda estaba maltrecha y preferí no castigarla más con esa ascensión. Elena tampoco quiso acompañar a Mª Dolors y Domingo que si se atrevieron a subir y disfrutar del paisaje.


El Retablo Mayor del calificado estilo extremeño fue sin embargo obra de dos artistas foráneos, Guillen Ferrant y Roque Bolduque, francés y de los países bajos respectivamente. Tardarían cuatro años, 1547-1551,  en terminar su trabajo  para el que utilizaron  maderas de pino de Flandes y de cedro con la singularidad de que está sin policromar. Las tallas son magnificas tanto en el Retablo como en la Sillería del Coro que lo acompaña.


En el centro del segundo cuerpo podemos ver la figura de la Asunción de la Virgen una de las más importantes del Retablo. El resto está dedicado a las figuras de los apóstoles y en la calle central motivos de la Virgen y de la infancia y pasión de Jesús.
 


Como podemos ver por las tumbas en las que lucen sus escudos, son varios los nobles cacereños que eligieron este lugar para su eterno descanso.





Me intriga algo que yo identifico como un púlpito para predicar pero al que no acabo de entender como se subía el orador ¿Sería un púlpito portátil para predicar en el exterior? Podría preguntar pero decido quedarme con la duda e imagino al Obispo arengando a los fieles en mitad de la plaza.


Las bóvedas tienen practicamente todas la misma altura y son de crucería gótica.


El Órgano es otra pieza única, se encuentra situado en la tribuna a los pies de la nave central y fue fabricado en 1703.



Un detalle curioso, que ninguno del grupo conocíamos, es la existencia de un Cristo Negro. Lo vemos en la llamada Capilla de los Blázquez, se trata un crucifijo del Siglo XIV y procede de un convento cercano, ya desaparecido.


Otras capillas de gran belleza son la del Santísimo Sacramento


Y La de la Virgen de los Dolores



El Museo de la Concatedral alberga piezas litúrgicas, joyas y obras de arte procedente de la región, se accede desde la Sacristía.









En el transcurso de nuestra visita a la Concatedral, la misma, está siendo preparada para acoger la Imagen de la Virgen de la Montaña cuya llegada, según nos comentan, está prevista en unas dos horas. La Comitiva que la traslada ya  salió del Santuario y está acercándose a la ciudad.
Nosotros dejamos en Templo y nos dirigimos hacía el Arco de la Estrella, una de las puertas que comunica con La Plaza Mayor.




Bajamos por unas escaleras, dejando a nuestra derecha La Ermita de la Paz que está adosada a otra de las grandes torres de este conjunto, La Torre de Bujaco. En la Plaza ya se han colocado vallas y esparcido romero en el espacio reservado para la procesión.




Hacemos un alto en el camino y nos sentamos en una terraza  delante de La Torre de la Yerba, muy cerca del Ayuntamiento.


Delante del  Ayuntamiento  La Virgen se encontrará con los cacereños, recibiendo su homenaje antes de retirarse a La Concatedral donde podrá ser visitada por todos sus fieles a partir del día siguiente.



Aprovechamos la espera para cenar frugalmente en uno de los restaurantes de la plaza. Pedimos unas parrilladas de verdura y por primera vez, desde que era un niño, vuelvo a comer calabaza, esta vez a la brasa y no me disgusta. La aborrecí en aquella época cuando mi padre al que le encantaba el potaje de calabaza, imponía, con poco éxito en mi caso, la obligación de comerlo como si para todos esa comida tuviese que ser una delicia.


La gente ya ha ido tomando posiciones y no queda un sitio desde el que podamos ver de cerca la procesión. 


Nos situamos junto al Ayuntamiento y justo cuando empiezan los parlamentos nos retiramos al Hotel. La temperatura ha bajado bastante y el frío, junto al cansancio acumulado en un intenso día, aconsejan el descanso.



Jueves 27 de abril. Tras un descanso reparador y un buen y abundante desayuno, en el Hotel Don Carlos, nos disponemos a apurar nuestras últimas horas en Cáceres. Dejamos el equipaje en la Recepción y nos encaminamos hacía el barrio de San Francisco cerca de la cual se encuentra el Museo de Historia y Cultura Casa Pedrilla.
Para llegar al Museo, pasamos antes por la Plaza de Santa Clara donde se encuentra un convento que lleva el nombre de la Santa.



En La Plaza de San Francisco pasado y presente se dan la mano, termina o comienza (según uno vaya o venga) el Casco Antiguo  que confluye con la ciudad moderna.



Subimos por la Ronda San Francisco y sin darnos cuenta dejamos atrás el museo. Después de preguntar a algunas personas, una de ellas nos encamina correctamente y lo encontramos.



Las visitas empiezan a las 11horas, por lo que ocupo el tiempo de espera haciendo fotografías de estatuas situadas en el exterior.





Junto a la puerta de entrada de La Casa Pedrillas hay un curioso letrero inscrito sobre unos azulejos

 
Está escrito en portugués, recordando el origen de la familia que  mandó construir esta mansión, D. Francisco Martín Pedrilla y Dña. Ana de Lancastre Laboreiro. Él, fue durante muchos años Cónsul de Portugal en Cáceres. Creo que la leyenda se entiende bien, quizás porque estoy acostumbrado al gallego, pero por si hay alguna duda lo traduzco "Si vienes aquí como amigo, entra ya, que la casa es tuya, si no lo vienes, también te digo...es mejor que te quedes en la calle"
Nosotros venimos como amigos y dispuestos a disfrutar de lo que nos puede ofrecer este centro cultural. Cuando estoy haciendo la fotografía veo movimiento de personas en la entrada; no son aún las 11horas pero, como vamos escasos de tiempo, pregunto y muy amablemente nos permiten pasar.
Esta mansión burguesa se asienta en un área ajardinada de diez mil metros cuadrados, en el lugar llamado "Ribera del Marco" sobre lo que  en el Siglo XVI fuera un lavadero público. Fue diseñada y dirigida en su construcción por el arquitecto cacereño D. José María López Montenegro y García Pelayo. En 1995 la Diputación de Cáceres transforma la casa, respetando su estilo y haciendo sólo las modificaciones imprescindibles, en Museo De Historia y Cultura manteniendo el nombre de Casa Pedrilla en homenaje a sus antiguos propietarios.
Nos comentaban en el hotel que este Museo es aún un gran desconocido para los muchos visitantes que llegan a Cáceres y sobre todo para los propios cacereños. Para mi es un grato complemento a la visita de la más conocida y visitada Zona Monumental. Lo único que lamento es no disponer de más tiempo para apreciar lo que sus paredes encierran con mayor detalle.
















Todas estas fotografías corresponden a las salas de la Planta Baja que recoge obras y testimonios de personajes cacereños que destacaron en la música, las letras, la investigación o la política. Por citar algunos de ellos lo haré con Santiago y Esteban Berzosa, músicos, compositores y fundadores del Conservatorio de Cáceres. La música folclórica también tiene su representante en la figura de Ángela Capdevielle, pianista y pedagoga. Otro músico importante del que podemos encontrar su huella en este museo es el Maestro Solano, figura eminente de la Copla, autor de composiciones tan famosas como el Porompompero o el villancico Los Peces en el Río.
Un dibujante ilustre del que podemos encontrar testimonios es Lucas Burgos Capdevielle, maestro de la caricatura. La fotografía tiene su espacio en estas salas con el recuerdo a través del material fotográfico de Tomás Martín Gil.
La Primera Planta está dedicada a los artistas plásticos. Pintura, esculturas, dibujo, etc se reparten por las diversas salas. Sería prolijo enumerar la cantidad de artistas que tienen presencia con sus obras y como es algo fácil de obtener no me voy a extender en ello. Acompañarme, si queréis, en un pequeño recorrido a través de mis fotografías

































En la Planta Segunda, diversos mapas y paneles nos muestran un recorrido por la historia de Extremadura











Pegada a la Casa Pedrilla se encuentra La Casa Museo Guayasamín, una prolongación de la Fundación que lleva el nombre del  artista ecuatoriano, Oswaldo Guayasamín, quien aportó los fondos para su financiación.
Se trata de una exposición de Arte Precolombino surtida de obras del propio artista y otras que éste pudo recopilar a lo largo de su vida.






























Nuestro tiempo se agota, como en la mayoría de los lugares que visitamos, se hace escaso para todo lo que se puede ver y almacenar en la mochila de los recuerdos. Bien está que terminemos aquí nuestro recorrido por Cáceres, contemplando la obra de Oswaldo Guayasamín, gran artista nacido en Quito, Ecuador, el 6 de julio de 1919 y fallecido en Baltimore, Maryland, Estados Unidos, el 10 de marzo de 1999.  Su obra es  una llamada a la solidaridad con los marginados por el racismo y la pobreza y una invitación a luchar contra la opresión de quienes lo padecen. Su obra le hace inmortal.


Desde La Plaza de San Francisco, camino del hotel para recoger el equipaje, divisamos el campanario y la espadaña de La Iglesia de San Mateo y la torre almenada del Palacio del Capitán Ovando, bella panorámica para llevar en el recuerdo camino de Guadalupe, nuestro siguiente destino.


Cáceres 27 de abril de 2017


Matías Ortega Carmona