miércoles, 20 de enero de 2016

DE BILBAO A FERROL EN TREN DE VIA ESTRECHA - ASTURIAS 5ª PARTE GIJÓN



DE BILBAO A FERROL EN TREN DE VÍA ESTRECHA - ASTURIAS 5ª PARTE



GIJÓN

 

La habitación y las camas del Hotel Nap son confortables y lo aprovechamos para no madrugar demasiado. Hemos andado mucho estos días y conviene descansar, pues aún queda mucho camino.  Desayunamos con tranquilidad y por el Paseo de la Losa nos dirigimos a la Estación de Ferrocarril; frente a esta hay una estatua, Hombre sobre Delfín, cuyo diseño corresponde a Salvador Dalí.

Nuestro segundo día en Asturias lo dedicaremos a realizar una visita, más breve de lo que nos gustaría, a Gijón. Cuando planeamos el viaje, no teníamos claro que dispusiésemos de tiempo para hacerla pero gracias a Mara, que con su auto nos trasladó de un lugar a otro en Oviedo, ganamos unas horas que lo hacen posible. Dejamos por un día los trenes de Feve para trasladarnos de una ciudad a otra en los Civia que Renfe tiene en las lineas de cercanías asturianas.

Gijón es una ciudad moderna, ha evolucionado sin perder su identidad, aunque su antigüedad sea anterior a la Época Romana. En el camino desde la estación hasta el Paseo de San Lorenzo encontramos bellos edificios modernistas.




Una de las iglesias que merece una visita, aunque no tenga mucha difusión en las informaciones turísticas, es la del Sagrado Corazón. Llamada popularmente La Iglesona, fue incendiada en la Guerra Civil y también utilizada como prisión durante la contienda. La estatua de Jesucristo bendice a los gijoneses desde sus 45 metros de altura.


La playa de San Lorenzo es quizás la estampa más popular de Gijón. Es un inmenso arenal que se extiende a lo largo de unos 1600 metros entre la Iglesia de San Pedro y la desembocadura del Río Piles. Curiosamente, aunque estamos a principio del mes de abril, algunos valientes se atreven a adentrarse en las aguas del Cantábrico. La verdad es que la temperatura es excelente y la ropa de abrigo sobra cuando caminamos sobre el muro del paseo que bordea la playa. Es un muro con balaustrada y escaleras, a corta distancia unas de otras, para permitir el acceso a los bañistas o a aquellos que gustan de pasear por la cuidada arena.
 

En la Plaza Campo Valdés, donde se ubica el Museo de las Termas Romanas, encontramos la estatua de Octavio Augusto, quien   en sus primeros años como Emperador de Roma conquistó estas tierras. Tuvo el sucesor de Julio Cesar una prolongada actividad guerrera  pero también pacificadora, consiguiendo acuerdos con las diversas facciones del territorio que dieron estabilidad a la entonces llamada Hispania, convirtiéndola en una de las más importantes provincias del Imperio.


El Museo de las Termas Romanas acoge uno de los yacimientos más importantes del norte de España. Está abierto al público desde el año 1965 y en él se pueden ver unos baños públicos, construidos entre los siglos I y IV, junto a herramientas y diversos restos arqueológicos.

Dejamos atrás Las Termas y nos disponemos, siguiendo la costa, a recorrer el barrio de Cimadevilla. Se trata de un barrio marinero situado en una pequeña península desde el cual la ciudad se fue extendiendo hacia el sur. En la antiguedad fue un recinto amurallado que quedaba aislado al subir la marea. La fortaleza, de la cual aún quedan algunos vestigios, fue destruida en las guerras fratricidas en las que continuamente se veía envuelta la corona de Castilla.
Nos detenemos unos momentos en la iglesia de San Pedro Apóstol, patrón de Gijón, un templo del siglo XV  de estilo neorrománico asolado en la guerra civil y reconstruido al acabar la misma. Está situada al final de la playa de San Lorenzo y de ella sale un paseo que recorreremos posteriormente bordeando Cimadevilla.




Desde la parte posterior de la Iglesia de San Pedro se puede contemplar una magnífica vista de la bahía gijonesa.


Coronando el barrio marinero está el cerro de Santa Catalina, una zona convertida en parque y que cuenta con el atractivo de la escultura de Eduardo Chillida llamada Elogio del Horizonte.


Unos viejos cañones recuerdan tiempos en los que el lugar era un asentamiento militar del que queda muy poca cosa.




Desde el puerto nos dirigimos hacia los Jardines de la Reina, llamados así en recuerdo de la esposa de Alfonso XII, María Cristina de Habsburgo-Lorena, madre de Alfonso XIII. Un bello palacio llama nuestra atención, nos fijamos en una placa fijada en la fachada que nos dice que se trata del Consulado de Francia. Este palacio es propiedad de la familia Paquét, originaria de Francia, fue en su día residencia familiar y Sede de una Naviera, pasando a ser Consulado cuando los Paquét tomaron la representación de los intereses franceses en la zona.


Don Pelayo fue el primer Rey de Asturias y el encargado de poner freno a la invasión sarracena de la Península, su estatua alzando la Cruz de la Victoria preside la Plaza del Marqués. 



En la la misma plaza se encuentra el Palacio Revillagigedo. Este palacio, propiedad de los Condes del mismo nombre, junto con la anexa Colegiata de San Juan Bautista,   es actualmente un Centro Internacional de Arte y   la Sede de Cajastur.



Otro de los lugares interesantes, por su historia, es el Pozo de la Barquera donde, tal como recuerda una placa ubicada en el mismo, se elegían  y juraban sus cargos los miembros electos del Concejo.



El Ayuntamiento de Gijón se ubica en La Plaza Mayor de la ciudad.
Es un edificio de estilo neoclásico inaugurado en 1865 que no tiene la monumentalidad del de Oviedo, pero que se integra perfectamente en el conjunto de edificaciones que conforman la Plaza Mayor, aportando a la misma cierto señorío.

Coincidimos en este lugar con un visitante ilustre, el famoso radiofonista Luis del Olmo que, con su caravana de coches antiguos, recorre, como nosotros pero en sentido inverso, el norte de España. Llama la atención el aspecto inmaculado de estos vehículos a pesar de su larga vida. Bien vale la pena hacer unas fotografías y entretenerse un tiempo contemplándolos:




En la misma Plaza Mayor y en sus alrededores hay varios restaurantes en los que se puede comer bien a buen precio. 

Después de comer damos un paseo, de nuevo junto a la playa, para llevarnos un último recuerdo de las olas del Cantábrico bañando la costa gijonesa:




Ha llegado la hora de volver para Oviedo. Parece que nos hemos puesto de acuerdo con Luis del Olmo y, a la misma vez que nosotros nos dirigimos a la estación, él y su caravana parten para San Sebastián.


¡Adiós, Gijón, adiós!


Matías Ortega Carmona

Gijón, 07 de abril de 2011.

 

 

 

 

 

martes, 5 de enero de 2016

DE BILBAO A FERROL EN TREN DE VIA ESTRECHA - ASTURIAS 4ª PARTE OVIEDO



ASTURIAS


OVIEDO



06/04/2011, son las 10,36 horas de la mañana cuando nuestro tren sale del apeadero de San Vicente de la Barquera rumbo a Oviedo. Por delante tenemos algo más de tres horas de viaje hasta llegar a la capital asturiana. 


Visto desde nuestra curiosidad ferroviaria, tenemos la suerte de viajar en  una de las nuevas unidades que están relevando a las más antiguas.  Según nos comenta el Interventor que va de servicio en la misma, llevan pocos días circulando y están aún en periodo de pruebas.   Es un material más moderno y de mayor confort que el que nos trajo hasta San Vicente y guarda cierta similitud, en el interior, con los trenes Civia que Renfe utiliza en algunas lineas de Cercanías y también con otras unidades utilizadas en algunos recorridos de Regionales.


Durante una parte del trayecto iremos tocando la costa, aunque pronto nos desviaremos hacia el interior. El paisaje sigue siendo el típico norteño donde se alternan prados y montañas. Una pena que los cristales de las ventanillas no estén del todo limpios para que las fotografías reflejen con más nitidez lo que vemos a través de ellas.




Dejo descansar la cámara y, mientras converso con mis acompañantes, disfruto del paisaje cántabro y asturiano que se sucede a través del cristal como secuencias de una película.  
En el trayecto perteneciente a la Comunidad de Asturias hay ciudades de interés  que solo vemos de paso, pero reteniéndolas en la memoria con la intención de incluirlas en  otro viaje.
Por citar algunas de estas poblaciones lo haré con Arriondas y Ribadesella, protagonistas de un evento de alcance internacional que tiene lugar cada año a principio del mes de agosto. En esas fechas se celebra el tradicional descenso del Río Sella, en el cual participan multitud de piragüistas que realizan un recorrido de unos 15 kilómetros entre ambos lugares. El espectáculo puede ser visto desde el tren, ya que la vía discurre paralela al río en algunos tramos.

El viaje, a pesar de la poca velocidad a la que circulan estos trenes, se ha hecho llevadero y a las 14 horas llegamos a Oviedo. Nuestro alojamiento no está demasiado lejos de la estación, pero como vamos con las maletas y se hace tarde para comer cogemos un taxi. 

El Hotel Nap es un moderno establecimiento con una relación calidad-precio óptima. Está situado en la calle José Ramón Zaragoza, muy cercana a la Avenida de Galicia en la que se ubica la estación conjunta de Adif y Feve. 

Entrada a la estación de Oviedo por el Paseo de la Losa que cubre las vías y andenes.
Mara es, desde hace algunos años, una de mis mejores amistades. Nos unen la profesión, ambos somos ferroviarios, y nuestra afición por la literatura. También nuestro cariño por Soria, ella tiene sus orígenes en esa ciudad en la que yo pasé siete años como Jefe de Estación. Venir a Oviedo y compartir unas horas con ella es un aliciente añadido al meramente turístico.
Pensaba que comeríamos juntos pero otros compromisos, que ella tiene, nos privan de su compañía, aunque nos recomienda un lugar en el que nos atenderán bien. Se trata de un restaurante cercano a la estación y frecuentado por ferroviarios llamado Marcelino Pan y Vino del que, efectivamente, salimos satisfechos y al que pertenece la fotografía siguiente, con un cuadro de Asturias y sus Concejos.


Hemos quedado con Mara en la estación. Nos acompañará durante la tarde enseñándonos la ciudad y compartiendo unas horas con nosotros. Nuestro primer objetivo será subir hasta el Monte Naranco, lugar de esparcimiento de los ovetenses que pasean hasta su cima en un recorrido de cinco kilómetros y medio, que nosotros haremos en coche.
La cima de este monte se eleva unos 600 metros sobre el nivel del mar y se utilizó en otro tiempo como campo de tiro. Actualmente la ocupa un área recreativa con columpios, toboganes y otros artilugios para solaz de los mas pequeños y cuenta también con una zona de merendero dotada de mesas y bancos.
Coronando la montaña se instaló una colosal estatua del Sagrado  Corazón que, con los brazos abiertos, mira a la ciudad como si quisiera abrazarla o protegerla. Ensamblada en el pedestal hay una Cruz de la Victoria, símbolo del Principado de Asturias.
Las ligeras nubes bajas no dejan ver con nitidez la costa cantábrica y la otra gran ciudad asturiana, Gijón, que sí se divisa en los días más claros.







En la falda de la montaña se encuentran dos importantes monumentos religiosos de estilo prerrománico, San Miguel de Lillo y Santa María del Naranco. En el camino de regreso a Oviedo,  haremos un alto en esta última iglesia para disfrutar de su bella arquitectura y llevarnos unas fotografías de recuerdo.





De nuevo en la ciudad visitaremos brevemente otra obra de Santiago Calatrava, quien tampoco en Oviedo se ha libró de la polémica. Se trata del Palacio de Congresos, construido recientemente en los antiguos terrenos del estadio de futbol Carlos Tartiere. 
Este centro de convenciones ha sufrido algún que otro parón en el desarrollo de las obras debido principalmente a la crisis financiera. El alma del complejo debía ser su visera retráctil que finalmente quedó fija por problemas de diseño, según manifestó Waagner-Biró,  la empresa austriaca encargada de su construcción. 
También aquí el arquitecto valenciano se vió envuelto en demandas judiciales, con menos suerte que en Bilbao. Fue condenado a pagar tres millones y medio de euros por un accidente ocurrido durante la construcción que causó lesiones a varios obreros. Esto sucedía en 2006. En 2014 sería condenado de nuevo a abonar a la promotora del Palacio de Congresos casi tres millones más de euros por defectos, sobrecostes en la construcción y ausencias en la dirección de las obras.



Para llegar al Centro Histórico volvemos al coche de Mara, que lo ha dejado aparcado junto a unos jardines contiguos. Nos dirigimos hacia el Campo de San Francisco, un magnifico parque  situado en el centro de la ciudad.

Oviedo, también llamada Oviéu en bable, la lengua utilizada en Asturias,  es una ciudad agradable para pasear. Su antiguedad está documentada  en el siglo VIII y  fue creciendo a partir del Convento de San Vicente, fundado en aquellas fechas por los monjes Fromestano y Máximo. 
Durante unas horas disfrutaremos recorriendo la capital asturiana. Mara  nos ilustrará con sus comentarios sobre los lugares que vamos viendo y nos guiará por sus rincones favoritos de la ciudad en la que vive.
Empezamos el recorrido en el Palacio de Camposagrado del siglo XVIII, que mandó construir el tercer marqués del mismo nombre José Manuel Bernardo de Quirós y Marino Lobera, un edificio barroco con patio central que actualmente es la sede del Tribunal Superior de Justicia de Asturias. 


En la Plaza del Fontán (su nombre deriva de una antigua fuente o manantial que alimentaba una laguna que en tiempos ocupaba ese lugar) se situa el Mercado de Abastos. Es una plaza porticada en la que se celebrán mercadillos semanales, muy próxima a lugares como  la Casa de la Comedia o Teatro Fontán, ocupada hoy en día por la Biblioteca Pública Perez de Ayala. Aparece en la obra de Leopoldo Alas "Clarín", La Regenta, como la Plaza del Pan.




No puedo asegurar si Oviedo fue, entre otras ciudades, la precursora de las estatuas de bronce en sus calles. Esta moda ha proliferado y en cualquier urbe que se visite se las ve por doquier. Aquí las hay muy bonitas y representativas de los más variados oficios y tradiciones, quizás la más famosa sea la del cineasta Woody Allen, pero a mi me gustan más y  encuentro de mayor interés las primeras. En las siguientes fotografías muestro algunas de ellas:





Una de estas figuras es la de un gigantesco paragüas que da nombre a una popular plaza ubicada dentro de la calle San Isidoro.


El Ayuntamiento, situado en la Plaza de la Constitución,  es otro de los edificios historicos ovetenses. De estilo barroco, fue diseñado por  el arquitecto Juan Naveda  y las obras de la Casa Consistorial se llevaron a cabo entre los años 1622 y 1671. Durante la Guerra Civil española sufrió graves daños, lo que obligó a trasladar el consistorio al Palacio del Marqués de San Feliz. En 1940, una vez acabada la contienda, se reedificó, siéndole añadida la Torre del Reloj. También se colocó por esas fechas una barandilla forjada fabricada en la Fábrica de Armas, por la que el Ayuntamiento premió a los obreros que participaron en su construcción 1876 pesetas de la época. Hechos en la misma fábrica y donados por el Ministerio del Éjercito son los leones de fundición situados en la Plaza de Castilla de la ciudad.




Otro de los monumentos situado en la Plaza de la Constitución es la Iglesia de San Isidoro, cuya construcción se terminó en 1681. Formaba parte del complejo del Colegio de los Jesuitas de la Orden de  San Matías (mi tocayo) cuyas obras fueron impulsadas bajo el mecenazgo de Dña. Magdalena de Ulloa un siglo antes. El firmante del documento de fundación de ese colegio fue  el que en esas fechas era Arzobispo de Granada, Don Martín Carrillo Alderete, anteriormente Obispo de Oviedo. El prelado está enterrado en la Iglesia de San Isidoro.
El Colegio de los Jesuitas sería derruido en 1873 para construir el Mercado del Fontán.


La catedral está dedicada a la advocación de San Salvador y está construida sobre los restos de la antigua iglesia del mismo nombre que fue arrasada por los musulmanes en el año 794. Su arquitecto fue Rodrigo Gil de Hontañón.
Su bella torre gótica se eleva hacia el cielo ovetense como si persiguiese alcanzar la gloria. La misma gloria que buscaban los Reyes defendiendo el único bastión cristiano que quedó en la península tras la invasión sarracena. Los restos de algunos de estos  monarcas  reposan en el interior de este templo.


Leopoldo García-Alas "Clarín"  nos regaló en La Regenta, un relato costumbrista con amor y desengaño, su particular visión de Vetusta, nombre supuesto que ocultaba el de la que siempre fue su ciudad, Oviedo. 
Por avatares de la vida, Leopoldo nació en Zamora, donde su padre había sido nombrado gobernador. Allí vivió "Clarín" los primeros siete años de su vida hasta que la familia volvió de nuevo a Asturias.
Estudiante brillante, se doctoró en Derecho Civil y Canónigo  y obtuvo cátedra en las Universidades de Zaragoza y Oviedo. Fue también un cronista satírico que repartió dardos envenenados entre mucha gente. Uno de ellos, José María Queipo de Llano, Conde de Toreno (no confundir con el General franquista), siendo ministro de instrucción Pública se vengaría de Leopoldo vetando su nombramiento en la cátedra de Salamanca.
Ana Ozores es el nombre de la protagonista de la novela. Quizás porque uno de sus pretendientes fuese Fermín de Pas, su confesor y canónigo de la Catedral, es por lo que se ha colocado muy cercana al templo una figura de La Regenta. Quizás también se ha podido colocar en ese lugar porque el Obispo no es el mismo que se escandalizara con esa historia, arremetiendo contra el autor quien, como acostumbraba,  dio al eclesiástico cumplida respuesta. Sea como fuere aprovecho la ocasión para fotografiarme con este símbolo literario.




Situado a la derecha de la Catedral se encuentra el Palacio de Valdecarzana, que mandó construir en el siglo XVII Don Diego Miranda, heredero de uno de los grandes linajes asturianos. Hoy en día es la Sede de la Audiencia Territorial de Asturias.


Finalizando nuestro paseo por el Centro Historico pasamos por otro lugar de referencia, la Sede de la Universidad de Oviedo. Este centro empezó su actividad en 1608 y la lista de personajes ilustres que ha pasado por su claustro como alumnos y profesores, en las más diversas disciplinas, es envidiable e interminable. El General Rafael del Riego,  Gaspar Melchor de Jovellanos, el mismo Leopoldo Alas y su hijo Leopoldo Garcia-Alas Argüelles son algunos de ellos. Este último  era Rector de la Universidad cuando los fascistas se sublevaron contra la 2ª República, fue detenido y posteriormente fusilado por ellos en 1937.


Uno de los teatros que casi todos habremos oído nombrar alguna vez, aunque no hayamos estado en Oviedo, es el Teatro Campoamor. En él tiene lugar anualmente la entrega de los Premios Principes de Asturias, con  los cuales se reconocen los méritos o trayectoria de destacadas personalidades de la Ciencia, Cultura o Deportes. 


Cerca del teatro, diversas figuras representan y ensalzan el tema de la maternidad en distintas formas.

 


En el Campo de San Francisco revivimos los tiempos de los fotógrafos ambulantes con la clásica fotografía del caballito.



Hemos pasado unas horas estupendas viendo Oviedo en compañia de Mara. No queremos quitarle más tiempo, pues ella tiene sus obligaciones familiares y ha de irse. Ha sido un placer volver a verla y disfrutar de su ciudad con ella.



Matías Ortega Carmona

Oviedo 06 de abril de 2011