viernes, 19 de febrero de 2016

DE BILBAO A FERROL EN TREN DE VIA ESTRECHA - 6ª PARTE RIBADEO-VIVEIRO








DE BILBAO A FERROL EN TREN DE VÍA ESTRECHA

6ª PARTE RIBADEO-VIVEIRO.



Ocho de abril de 2011. Hoy hemos madrugado más que ningún día, pues el tren que nos llevará hasta Viveiro sale de Oviedo a las 07,45 horas. Desde el hotel nos piden un taxi y en pocos minutos estamos en la estación. Una última ojeada al recinto y a su publicidad, impresa en murales de azulejos, que nos retrotrae  unos años atrás,  como si los productos que se anuncian tuviesen que ser eternos y las empresas que los fabrican también. Posiblemente  ni los unos ni las otras  existan actualmente, aunque hay productos que si son de toda la vida, como el jabón lagarto:




En nuestro camino hacia Viveiro, antes de dejar Asturias, el tren pasará por algunas localidades que quedan pendientes para el siguiente viaje:  
Cudillero, preciosa villa marinera con hermosas playas como la del Silencio, de la que me han hablado pero que aún no he tenido la oportunidad de conocer.
Luarca, otro lugar de esos de foto de calendario por sus bellos paisajes. Desde el trazado ferroviario apenas, allá en la lejanía, se ve el mar, pues el apeadero está situado a las afueras de la población. No obstante he visto muchas fotografías y reportajes en Tv que me confirman la belleza de esta parte de la costa asturiana.





Nace en los montes del Cebreiro, en tierras gallegas, pero la mayor parte de su recorrido en busca del mar lo hace por suelo de Asturias, siendo uno de los grandes ríos de esta región. Desde el tren vemos su desembocadura en el termino municipal de Navia, la población que lleva su mismo nombre.



Trucos siempre hay,  pero es casi imposible evitar los reflejos en las fotografías realizadas desde el interior del tren, aún así incluyo algunas porque creo que la vista merece la pena y aportan mayor interés a la narración.
La proximidad del Río Eo, frontera natural entre Galicia y Asturias, nos anuncia que estamos a punto cambiar de autonomía. Vegadeo será la última parada asturiana del tren, en pocos minutos, después de atravesar un un puente construido para el ferrocarril, estaremos en tierras del Concello de Ribadeo.




RIBADEO



Ribadeo es la puerta de entrada a Galicia desde la cornisa cantábrica,  por ese motivo en el Escudo de la ciudad figura una llave sobre las olas del mar. 
En este viaje que os estoy narrando no era una parada prevista y de hecho no llegamos a bajar del tren. Pero por el interés que esta población encierra y también para ampliaros la información a aquellos que seguís  mis reportajes  he querido incluir unas fotografías y unas breves reseñas sacadas de una visita anterior. En esa ocasión, en lugar de Mª Dolors y Domingo, a Elena y a mí nos  acompañaba su hermana Berta.




10 minutos escasos separan el apeadero del centro de Ribadeo, un paseo  que hicimos recorriendo el mercado semanal que se celebra en la localidad desde tiempos de Fernando III. Éste otorgó a la villa ese privilegio en su Carta Fundacional. Enrique de Trastámara entregaría  el dominio de la misma, en pago por servicios prestados,  al Caballero Francés Pierre de Villeines, posteriormente el Concello  estuvo bajo la tutela  de la Casa de Alba.
Las construcciones de los llamados Indianos son uno de los grandes atractivos de Ribadeo. Quizás la más llamativa de éstas sea La Torre de Los Morenos, situada en la Plaza de España  (popularmente Praza do Campo). Aquí también se ubica el Parque de San Francisco, hermosa zona ajardinada poblada de magnolios, palmeras, pinos, plátanos, araucarias, etc 


Un lugar curioso convertido en Parque Temático es el antiguo cargadero de minerales que se construyó cerca de la zona portuaria.  Éste  ferrocarril, encargado de transportar esas materias desde a Pontenova hasta Ribadeo, funcionó desde el año 1904 hasta 1964. 
Cerca de este recinto se encuentran restos de lo que en su día fue el fuerte de San Damián, desde ambos lugares las vistas que se pueden contemplar son magníficas.



En la parte alta de esta fotografía podemos ver la costa asturiana y un pueblo lleno de encanto como es Castropol. Para llegar hasta ese Concejo se construyó el Puente de los Santos que forma parte de la llamada Autovía del Cantábrico. Es una gran obra de ingeniería, aunque a mi particularmente no me guste demasiado el lugar donde  está ubicado, que evita a los automovilistas efectuar un largo desplazamiento para cruzar la ría.

Ribadeo ha sido cuna de personajes ilustres que han ejercido como tales aunque su vida, como profesionales o como emigrantes, les haya llevado a otros lugares:
Leopoldo Calvo Sotelo, que fuera titular de varios ministerios y finalmente fugaz Presidente del Gobierno (25 de febrero de 1981 al 1 de diciembre de 1982), nació en Madrid,  pero tres de sus cuatro abuelos eran ribadenses y él estuvo siempre ligado a esta tierra en la medida que se lo permitía su actividad. Después de dejar la presidencia del gobierno fue nombrado, por el Rey, Marqués de la Ría de Ribadeo.
José María Alonso y Trelles, conocido como El Viejo Pancho, emigró joven, primero a Argentina, donde no estuvo demasiado tiempo y después a Uruguay, donde vivió la mayor parte su vida. Fue dramaturgo y periodista desarrollando toda su carrera como escritor en tierras uruguayas, donde le consideran uno de los grandes exponentes de su literatura. 
Como otros escritores, también se vio tentado por la política, ocupando un escaño de Diputado en la Cámara de Representantes Uruguaya. Ésta hubo de emitir un dictamen confirmando su idoneidad para el cargo, que algunos le negaban por su condición de extranjero, obviando que ya había obtenido su carta de ciudadanía seis años antes. Una estatua suya, financiada por la colonia española en Montevideo,  le rinde homenaje en el Parque de  San Francisco.





Ligado a Ribadeo está uno de los monumentos naturales más importantes de la costa lucense, se trata de la Playa de Las Catedrales. La erosión causada por el viento y las olas del mar han dado curiosas formas a las rocas que pueden ser contempladas cuando la marea está completamente baja. Como puede observarse, no es el caso de la fotografía que incluyo debajo de este texto (cedida por mi hija Graciela) en la que solo puede verse uno de los arcos. 
Para poder ver bien la playa y los arcos conviene informarse antes de ir, tanto del estado de la marea como de si no se ha agotado el cupo de visitas permitidas. La afluencia  masiva de turistas y la poca urbanidad de muchos de ellos ha hecho necesario limitar el numero de visitantes.




Tras esta parada virtual en Ribadeo continuamos nuestro viaje con destino Viveiro. Vamos bordeando la costa de Lugo y divisando el Cantábrico con paisajes de mar abierto.



Las "rubias" (vacas autóctonas  gallegas),  sesteando en los prados, son un recordatorio más de que nuestro tren circula por Galicia;  sin renunciar a nada de lo que hemos visto,  me gusta la sensación de sentirme en casa.



Estamos llegando a Burela, población importante por su puerto pesquero a cuya lonja llega en grandes cantidades  el bonito del cantábrico. Es uno de los manjares que nos ofrece este mar que contribuye en buena medida al desarrollo económico de la zona. El turismo es otro de los reclamos de esta comarca de la marina alta, pues son muchos los visitantes que llegan hasta ella atraídos por sus hermoso paisajes.




VIVEIRO



Hemos reservado habitación en el Hotel Orfeo, un establecimiento clásico según la información de Internet pero, ajustándonos a la realidad, podríamos decir más bien antiguo. Las habitaciones son amplias, dan a la parte de la ría y lo mejor es la terraza que está sobre ésta. La vista desde allí es espléndida, tanto de día como de noche.





Cuando llegamos al hotel la marea está completamente baja, irá subiendo a lo largo de la tarde hasta ofrecer un paisaje totalmente distinto. La naturaleza, en el Cantábrico y el Atlántico, nos obsequia con esos maravillosos cambios.
Las chicas de la recepción son muy amables, aunque nosotros llevamos información, ellas nos la amplían con sus comentarios y nos indican un restaurante cercano donde comer. Es un local al que acude gente trabajadora del lugar donde nos atienden muy bien, con un menú económico y abundante como suele ocurrir en Galicia. Aquí, cuando se sientan a la mesa, es para alimentarse bien y no para distraer el hambre.

Viveiro es la capital de la comarca de la Mariña Occidental y está ubicado en la Ría del mismo nombre, la cual forma el Río Landro en su desembocadura.  Con sus casi 16000 habitantes, es el tercer concello mas poblado de la provincia de Lugo. 
Viveiro es pura historia y ligados a ella están, por diversos motivos, los nombres de Don Pelayo, Doña Urraca, los Reyes Católicos y otros. Sus orígenes se remontan a la Edad de Hierro, aunque fue en la Edad Media cuando experimentó su principal auge.
Del recinto amurallado de la Edad Media quedan en pie solamente tres de sus puertas, la más popular es La Puerta del Puente o Puerta de Carlos V. Se le puso el nombre del Emperador en reconocimiento a sus favores, al eximir a la Villa del pago de impuestos  por un periodo de tres años, tras sufrir la misma un pavoroso incendio en 1540.


Famosas son sus fiestas populares entre las que destacan  la Rapa das Bestas de Candaoso y la Romería de Naseiro, conocida también como Romaxe do Bo Xantar, ambas de Interés Turístico Nacional.
La Rapa das Bestas se celebra el primer domingo de julio y su principal actividad consiste en reunir los caballos que durante el resto del año pastan libres en los montes cercanos para rapar sus crines. Como en cualquier fiesta gallega que se precie no faltan en este evento la música y el buen comer.
Si de comer se trata, la Romería de Naseiro se lleva la palma. Durante cinco días, a finales de agosto, en los parajes cercanos a los meandros del Río Landro se come, se bebe y se baila, siendo protagonistas el pulpo (polbo a feira principalmente), las empanadas, las sardinas, etc. 
En la tarde del lunes  posterior al cuarto domingo de agosto, como colofón de las fiestas, se celebra el tradicional descenso del Río Landro. Es un evento lleno de humor en el que cualquier artilugio, a cada cual más original, sirve para meterse en el agua tratando, en la mayoría de los casos sin ningún éxito, de mantenerse a flote.
Nuestro viaje es en abril y no podemos participar de las fiestas que he citado, pero nuestro objetivo es conocer Viveiro, paseando por sus calles y disfrutando de sus maravillosos paisajes. En esa labor volvemos a reencontrarnos con Mara, nuestra amiga de Oviedo, que también ha visitado la ciudad y muy amablemente me ha cedido unas fotografías para incluir en este reportaje.


Uno de lo lugares de imprescindible visita, si se quiere tener la mejor perspectiva de la Ría y la población, es el Monte de San Roque. En su cima hay una pequeña capilla dedicada al Santo y un Área Recreativa, pero lo importante es lo que desde allí se divisa y eso es lo que nos muestran las fotografías de Mara:









Nuestro primer paseo, después de comer, será hasta Covas, donde se ubican las playas más extensas y alguna zonas de dunas que aún, y esperemos que por mucho tiempo, se conserva.
Para llegar a Covas lo haremos caminando por el Paseo Marítimo que bordea la Ría, la cual atravesaremos por el Puente de la Misericordia que data de los siglos XV-XVI. Construido sobre un antiguo puente romano, a lo largo del tiempo ha sufrido diversas transformaciones  que  han hecho que de sus  doce arcos iniciales  quedan actualmente solamente nueve.
 

A lo largo del Paseo Marítimo y en sus proximidades, podemos observar diversos restos de un naufragio que comentaré en unos momentos.




Seguimos gozando del buen tiempo que nos ha acompañado en los seis días que llevamos viajando, un viaje que recordaremos con agrado por la belleza de todo lo que estamos viendo.




Pasado el Puente de la Misericordia, encontramos un parque muy bien acondicionado, con una densa arboleda donde se alternan palmeras, pinos, eucaliptos y otras especies, También hay bancos, mesas y un pequeño estanque, todo ello para   para que lugareños y visitantes puedan descansar y recrearse con el entorno:






Después del parque empieza la zona de dunas, antesala de una larga playa de fina y  arena:








  
Cercanas a la playa se elevan unas rocas bautizadas debido a su forma y altura como Os Castelos. 
En un pequeño islote rocoso se erigió un monumento en recuerdo del naufragio de la fragata Santa María Magdalena y el bergantín Palomo. Una tremenda tragedia que  causó más de 500 muertos cuando ambas naves sucumbieron juntas ante la furia del mar. Aún, en las grandes resacas que algunas veces se producen con las tormentas, se pueden ver restos de aquellos navíos que yacen en el fondo marino muy cerca de la costa.




Con el Plan de Costas se han habilitado caminos y senderos que bordean las mismas. También se han construido miradores y áreas de descanso sobre la Ría que permiten admirarla en todo su esplendor.


La noche es muy oscura , la luna está ausente y apenas se distingue nada en nuestro entorno que no sea la iluminación eléctrica reflejandose en el mar. Nosotros nos retiramos a descansar; mañana seguiremos conociendo Viveiro.

Sábado, última etapa de este periplo, esta noche dormiremos en Carnoedo, pero aún queda día por delante para seguir con nuestro viaje. Salimos del hotel dispuestos a desayunar y dar un paseo por el casco antiguo, donde ya estuvimos anoche degustando un sabroso pulpo.
Pasamos por los jardines Noriega Varela, donde un monolito recuerda al poeta, nacido en Mondoñedo y afincado en la postrera etapa de su vida en Viveiro. Antonio Noriega fue un escritor comprometido el movimiento agrario, parte de sus poemas están dedicados a animar la lucha de los agricultores en busca de mejorar sus derechos.


Otro de los atractivos de Viveiro es su Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional. Durante esos días los lugareños y visitantes viven con fervor esa fiesta religiosa. 
Son varias las iglesias y conventos que hay en la localidad, mis fotografías corresponden a las más significativas que son la de San Francisco del siglo XIV y Santa María do Campo del siglo XII, ambas de estilo románico. Junto a esta última se encuentra otro lugar religioso de interés como es el Monasterio de la Concepción donde, recordando Lourdes, se ha recreado una capilla imitando la gruta donde apareció la Virgen







La Plaza Mayor es un referente en la población, alrededor de ella todo un entramado de pequeñas calles y plazas conforman el burgo viejo.  
En esta plaza se encuentra la antigua Casa Consistorial con una bella fachada en piedra. Destacan el balcón presidencial en la primera planta y una balaustrada en la segunda, en la que se pueden ver los escudos de Viveiro y Galicia a los lados y un reloj de sol, coronado por la escultura de un león, en el centro.


La mayoría de edificios adornan sus fachadas con las tradicionales galerías acristaladas, lacadas en blanco, que tanto abundan en Galicia. 
Ocupando una de las esquinas se encuentra la estatua del polifacético hijo de la ciudad Nicomedes Pastor Díaz. Nacido en  1811, desarrolló una larga carrera política en la que ocupó varios ministerios, siendo nombrado, en reconocimiento a su brillante carrera, Senador Vitalicio por el General O'Donnell, que ocupaba en aquellas fechas la Presidencia del consejo de Ministros. 
Pastor Díaz tuvo una destacada trayectoria como  periodista fundando los periódicos El Sol y El Heraldo. También fue amplia su obra literaria en la que destacó como novelista y poeta.



Me llama la atención una pequeña plaza cuyo nombre, Los cuatro Linajes, me traslada por un momento a otra plaza ubicada en Soria, donde los linajes son doce, pues mayor era el numero de nobles con incidencia en el gobierno de la ciudad. La plaza que vemos en Viveiro, con una fuente en el centro, es conocida también como  Plaza da Herba.


Caminando, caminando, hemos llegado hasta una rotonda situada cerca de la Estación de Autobuses, lo que nos recuerda que en breve debemos estar otra estación, la del ferrocarril, para continuar viaje hacia Ferrol.



Desde el hotel hasta el apeadero del tren el camino se hace corto. Grabados en la memoria, por si acaso también en nuestras cámaras fotográficas, llevamos los momentos y paisajes con los que nos ha obsequiado esta Ría.
En esta fotografía se puede observar el puente sobre el ferrocarril por el que dentro de un momento pasaremos a bordo del tren. 
  
El Puente de la Misericordia que ayer atravesamos a pie para llegar hasta Covas. A la derecha el edificio rojo y blanco del que fue en otro tiempo el Hotel Venecia y en la actualidad es la Sede del Conservatorio Profesional de Música.


Con la música que cada uno quiera poner a los paisajes y con la idea de volver seguimos adelante, Ferrol nos espera.

Viveiro 09 de abril de 2011

Matías Ortega Carmona