sábado, 19 de marzo de 2016

DE BILBAO A FERROL EN TREN DE VÍA ESTRECHA - FIN DEL VIAJE, FERROL





DE BILBAO A FERROL EN TREN DE VÍA ESTRECHA

FIN DEL VIAJE, FERROL (BETANZOS)




09 de abril de 2011, son las 12,21 horas cuando nuestro tren parte de Viveiro con destino a Ferrol. 108 minutos por delante para disfrutar de un viaje tranquilo y de magníficos paisajes. De nuevo pido perdón a los que me seguís en estas crónicas viajeras por los defectos en las fotografías sacadas desde el tren pero, como ya dije anteriormente, creo que  en algunos casos su inclusión está justificada para dar mayor fidelidad a la narración.
Aunque vamos bordeando la costa, buena parte del trayecto discurre entre bosques de eucaliptos.  Esos árboles importados de Australia son una plaga que, desplazando a las especies autóctonas,  ha colonizado los montes gallegos. 
De tanto en tanto tenemos el premio de vistas de gran belleza, como sucede en O Vicedo en cuyo termino municipal, al final de la provincia de Lugo, se puede disfrutar de excelentes playas.



Mención especial merece, dentro de este recorrido, la villa de O Barqueiro  a la que corresponden las dos siguientes fotografías, la primera de ellas con fotógrafo incluido. 
La Ría de O Barqueiro, ya en la provincia de A Coruña, es la primeras y una de las más pequeñas de las Rías Altas. Corroborando aquel refrán que dice "en el bote pequeño está la buena confitura"  es también una de las más hermosas.
En sus proximidades se puede visitar el Cabo de Estaca de Bares donde Océano Atlántico y Mar Cantábrico se fusionan en un bravío encuentro. El choque de ambos mares hace llegar a las playas de la zona un oleaje muy apreciado por los surfistas. 
El faro del cabo y sus alrededores son un estupendo mirador sobre el mar abierto y un privilegiado observatorio para contemplar las muchas aves migratorias que sobrevuelan esta costa. 
La Isla Coelleira, situada frente a la boca de la Ría de O Barqueiro,  debe su nombre a la gran cantidad de conejos que la habitaban. Es la mayor de las islas cantábricas gallegas; en ella había un monasterio templario, destruido por las incursiones normandas, cuyos restos  sirven como lugar de refugio y descanso a las aves en sus travesias sobre el mar.


Situada entre el Cabo Ortegal y Estaca de Bares se encuentra la Ría de Ortigueira. Es un paraje de excepcional y salvaje belleza con playas y marismas vírgenes que corona la Sierra de A Capelada. En esta sierra se encuentra uno de los acantilados más altos de Europa, 612 metros de caída libre hacía el mar en la Garita de Herbeira. 
En estos montes se encuentra uno de los lugares mágicos y sagrado de Galicia, el Santuario de San Andrés de Teixido donde, según dice la leyenda, va de muerto quien no fue de vivo.
Cariño y Cedeira son poblaciones que con Ortigueira atraen a los peregrinos que además de visitar a San Andrés buscan lugares donde disfrutar de buena comida y paisajes llenos de magia. Esos paisajes se pueden contemplar también desde un banco situado en Loiba que ha sido calificado, recientemente, como el banco mas hermoso del mundo por las vistas que desde él se divisan.


Desde 1978, Ortigueira, acoge el Festival Internacional del Mundo Celta. Durante cuatro días, en el segundo fin de semana de julio, la población acoge a muchos miles de visitantes atraídos por este evento que congrega a los mejores grupos e interpretes solistas de este tipo de música. La asistencia  ha superado en varias ocasiones los 100.000 espectadores.
Elena y yo habíamos visitado esta comarca hace algunos años en un viaje que hicimos con nuestros hijos y nuestra familia de Carnoedo. Entonces lo hicimos en coche, ahora el paisaje queda limitado a lo que podemos observar desde el tren.


El tren ha llegado puntual y  a las 14,10 horas estamos en Ferrol. Comemos en la cantina de la estación donde nos atienden con mucha amabilidad y además nos permiten dejar allí el equipaje para que podamos dar un paseo por la ciudad. Mas tarde hemos de coger otro tren, en esta ocasión de Renfe, que nos llevará hasta Betanzos, fin de este recorrido ferroviario que empezó en Camp de Tarragona una semana antes. En el mismo, hemos viajado a través de ocho Comunidades Autónomas combinando ferrocarril de ancho nacional y ancho métrico. 
Mª Dolors y Domingo ya habían estado en Ferrol con anterioridad y Elena y yo hemos visitado la ciudad en diversas ocasiones, por ello no hemos reservado demasiado tiempo para estar en ella. 
El buen tiempo ha hecho que la vegetación florezca con más rapidez de la habitual y el polen se ha adueñado del ambiente, esto supone para mi, tan propenso a las alergias, un problema que hará que nuestro paseo  sea aún más breve. Aún así tomamos unas fotografías a las que añado algunas de estancias anteriores para que quienes vean este reportaje y no conozcan la ciudad departamental tengan un acercamiento a ella.
 

Hablar de Ferrol es hablar del mar, la historia de esta ciudad ha estado siempre ligada a él. És con Cádiz y Cartagena una de las tres Capitanías Generales con que cuenta la Armada Española. Eso hizo que se ubicasen en ella astilleros de los que han salido tanto buques de guerra como naves dedicadas a la actividad comercial. Alrededor de estos astilleros se desarrolló toda una industria que ha sido el sostén económico de una amplia comarca denominada Ferrolterra. Con influencia sobre una población de unas 200.000 personas conforman con Vigo y su contorno las zonas industriales más importantes de Galicia. Como consecuencia de ello, tanto la una como la otra, se beneficiaron del auge económico de los tiempos de bonanza y han sufrido asimismo, con mayor impacto que otros territorios, las consecuencias de la crisis.
La configuración de la Ría ferrolana la hace altamente segura para las naves que en ella se refugian y su entorno es de una belleza extraordinaria. Su entrada está custodiada por dos castillos, el de San Felipe en la parroquia de Brión, a la derecha si se mira a mar abierto, y el de La Palma situado en el municipio de Mugardos, a la izquierda. Entre ambas fortalezas se extendía una gruesa cadena para imposibilitar la entrada de navíos hasta el puerto.


   
De la eficacia de estos baluartes defensivos, construidos bajo el reinado de Felipe II, puede dar fe la Marina Inglesa que intentó sin éxito invadir  Ferrol en varias ocasiones. La última de ellas en la Batalla de Brión, en el año 1800, cuando las tropas del Contraalmirante Warren sufrieron tal  descalabro que el mismísimo Napoleón se deshizo en elogios para los españoles. Tampoco los franceses, que también lo habían intentado  en 1639 a través del Almirante Henri D´Escobleau, corrieron mejor suerte.



Para ver Ferrol y su ría a vista de pájaro existen varios miradores en los montes cercanos. Uno de ellos, desde el que están tomadas las siguientes fotografías, es el que hay en el Montefaro donde se ubicaron unas baterías de costa, hoy desmanteladas, en el punto llamado de La Bailadora. Las vistas desde ese lugar son impresionantes, se puede llegar a él desde Chanteiro en el Concello de Ares o desde Mugardos, siguiendo la pista que sube desde el Castillo de la Palma:








Volviendo a ras de suelo, nuestro paseo por Ferrol discurre desde la estación a la zona del puerto donde se encuentran las instalaciones militares, Arsenal y Cuartel de Instrucción de Marinería, y los jardines de Los Cantones o Alameda de Suances. Esta zona esta poblada de una densa arboleda, tilos, magnolios y muchos plátanos que para los que tenemos intolerancia al polen constituyen un verdadero peligro; para los que no, es una lugar agradable con jardines y áreas de recreo infantil:





En los jardines de las Angustias se encuentra el monumento que Ferrol dedicó a Pablo Iglesias Posse, uno de sus hijos más ilustres que ocupa un lugar preeminente en la política española. 
Pablo Iglesias,  fundador del PSOE y del sindicato de la UGT,  ocupó el primer escaño de un socialista en el Congreso de los Diputados. Hombre de profundas convicciones y extremada austeridad, protagonizó una anécdota de la que deberían tomar buena nota muchos políticos actuales. Sus compañeros de partido hicieron una colecta para comprarle un abrigo con el que acudió al Congreso. Su atuendo despertó comentarios de mofa de algunos diputados de derecha quienes lo achacaron a un signo de ostentación por su nuevo cargo, eso que motivó que Pablo Iglesias no volviese a usar aquella prenda.


Caminamos por el Barrio de La Magdalena, un ejemplo de arquitectura racional con calles paralelas y transversales. Obviando la diferencia en sus dimensiones me recuerda, en su estructura cuadriculada y rectangular, al Ensanche de Barcelona cuyo plan urbanístico diseñó el ingeniero Ildefonso Cerdá.
Este barrio, es el centro de actividad comercial y lúdica de la ciudad. En el mismo se combinan edificios modernistas con otros más clásicos en los que destacan los balcones con galerías acristaladas.


Los cafés han sido tradicionalmente lugares de encuentro y tertulias, quizás por eso a este de la siguiente fotografía le pusieron de nombre Bla Bla.


En la Plaza de Galicia encontramos el Teatro Jofre, un edificio con una bella fachada modernista diseñada  en 1919 por el arquitecto Rodolfo Ucha Piñeiro, impulsor del modernismo gallego. Esta fachada sustituyó a la original, poco adornada  y austera, que poco tenía que ver con la suntuosidad del interior del recinto.
El teatro se empezó a construir en el año 1862 por iniciativa de un grupo de empresarios que crearon una empresa lúdica cuyos beneficios pensaban destinar al Hospital de la Caridad. Las obras se fueran dilatando y seguramente nunca se habrían terminado de no ser por la aportación económica de Joaquín Jofre Maristany. El empresario, de origen catalán,  nacido en Ferrol y afincado en Buenos Aires, hizo posible que el proyecto fuese una realidad de ahí que el teatro, inaugurado en 1892, lleve su apellido.


Uno de los centros religiosos de máxima importancia es la Iglesia de San Julián a la que el Papa Juan XXIII concedió el título de Concatedral en el año 1959. Es de estilo neoclásico y fue construida entre los años 1766 y 1772.


El centro de la vida política es el Ayuntamiento. El edificio que alberga a la corporación es relativamente reciente, se empezó a construir en 1953 y se inauguró en 1959. Es un gran palacio de estilo imperial, inspirado al parecer en la grandiosidad del Monasterio del Escorial. Está ubicado en la Plaza de Armas, denominación que nos recuerda una vez más el carácter militar que ha acompañado a la ciudad desde siempre.


Nuestro viaje por líneas de Feve ha concluido. Son las 17,18 horas cuando dejamos Ferrol a bordo de un tren regional de Renfe que une esta ciudad con A Coruña. Nos quedan 40 minutos de recorrido  hasta llegar a Betanzos, verdadero final de este periplo ferroviario.
De Ferrol a Betanzos el tren va bordeando el Golfo Ártabro ofreciéndonos bellas panorámicas de los Concellos que atravesamos; Mugardos, Ares, Pontedeume, Betanzos son algunos de ellos.

Uno de los lugares más interesantes por el que pasamos y que Elena y yo conocemos bien es es Pontedeume. Hermosa villa marinera llena de historia, ligada durante la Edad Media a la familia Andrade, señores feudales de las tierras que se extienden entre Betanzos y Ferrol.
Pontedeume (Puente sobre el Eume) debe su nombre al puente de piedra que,  por orden del Conde Fernando Pérez de Andrade "O Boo", se construyó entre 1374 y 1378 para unir ambos márgenes de la Ría que forma el Eume en su desembocadura. El actual, por el que discurre la carretera N-651, se hizo sobre los restos del anterior  que tenía una longitud de 850 metros y 68 arcos. Paralelo a este existe otro puente de hierro por el que pasa el ferrocarril.


Pasear por Pontedeume es entrar en la historia y empaparse de naturaleza. Desde la ciudad se accede al Parque Natural de las Fragas del Eume muy cercano a la misma. 
La homologación como Parque Natural la obtuvo en 1997 y tiene una extensión de 9126 Ha. En el mismo  abunda la flora autóctona con presencia mayoritaria de roble, también castaño y un árbol típico de los bosques de ribera como es el abedul. La vegetación es frondosa y exuberante y en ese hábitat es fácil encontrar  corzos, ciervos, jabalíes, zorros y otras especies.



En el interior del parque se pueden visitar los restos de dos monasterios, el de Santa María de Monfero bastante deteriorado (hablo de mi última visita al mismo hace algunos años) y el de San Juan de Caaveiro que si se ha restaurado en profundidad.






Son las 18,00 horas cuando nos apeamos del tren en Betanzos Cidade una de las dos estaciones, situada en la parte baja junto a un parque, con las que cuenta la ciudad. La otra estación es Betanzos Infesta, esta ubicada en la parte alta y corresponde a la línea férrea que une A Coruña y Monforte de Lemos.



Betanzos, llamada también la Ciudad de los Caballeros, fue una de las capitales de Reino de Galicia. Durante muchos años ha sido el centro de referencia económico de la zona gracias al gran mercado quincenal que congrega visitantes y curiosos de muchos kilómetros a la redonda. 






Para Elena y para mi, estar aquí es como estar en casa pues venimos a menudo a comprar o a pasear ya que solamente nos separan 19 kilómetros de casa.  Mª Dolors y Domingo no habían estado antes por lo que hacemos una  breve visita antes de seguir para Carnoedo. 
Betanzos tendrá en algún momento una entrada exclusiva en  mi Blog pues son muchos los atractivos que encierra la ciudad por ello, en esta ocasión, me limito a incluir solamente algunas fotografías.





 
Ha sido una semana intensa. Combinando los viajes en trenes de Feve y  Renfe  con largos paseos a pie, hemos recorrido la cornisa cantábrica. Cansados, pero satisfechos de esta experiencia, llegamos a nuestra casa de La Pedreira para reencontrarnos con un paisaje que no, por conocido, desmerece de los muchos que hemos disfrutado estos días.



 
La Pedreira 09 de abril de 2011

Matías Ortega Carmona