MERA
Tras unos meses de
confinamiento, por ese contagioso y maligno Virus que está azotando el mundo,
vemos cerca la posibilidad de poder volver a desplazarnos y disfrutar, siempre con mucha precaución, de
un verano que nos tienta más que nunca. Estamos todos ansiosos de descubrir y
gozar de los bellos paisajes que ofrece la geografía de nuestro país. Galicia,
a mí, me llama constantemente y hoy os enseñaré una de sus poblaciones más
hermosas.
Mera, es una parroquia
del Concello de Oleiros en la provincia de La Coruña situada a pocos kilómetros
de la Ciudad Herculina. Se puede llegar a ella,
desde A Coruña, por la carretera que bordea la costa pasando por Santa
Cristina, Bastiagueiro y Santa Cruz. En sentido inverso, saliendo de la población
de Sada, pasaremos por Carnoedo, Veigue, Lorbe, famoso entre otras cosas por
sus mejillones, y Dexo. Siempre bordeando el mar, gozaremos de espectaculares panorámicas.
Como ha sucedido con
todo el Concello de Oleiros en los últimos años, Mera ha cambiado su fisonomía
a mejor sin perder su esencia. Un remozado Paseo recorre toda su fachada
marítima llegando hasta los dos Faros que protegen la navegación en una costa
escarpada en algunos tramos.
El entorno de la ermita
de Santa Ana, junto a la que viví mi primera verbena gallega, se ha engalanado
con una zona ajardinada en la que destaca la estatua que homenajea a Antonia
una afamada partera de la localidad.
Junto a la Laguna,
destaca la chimenea de lo que fue la fábrica de tejas que había en ese lugar
convertido en zona de ocio en la que se celebran los festejos patronales. Muy cerca otro monumento, este dedicado a la
Xente do Mar, rinde tributo a los esforzados marineros y a la raigambre familiar. Por un lado, en las
aguas del estanque, los Cisnes y otras ánades pasean majestuosos y muy cerca,
en la bahía, son las embarcaciones las que se enseñorean del mar.
Lo que fue la casa del farero se ha
convertido en un Centro Didáctico dedicado a mostrar la importancia de estas
construcciones y también a mostrar las distintas especies marinas y de aves que
habitan estos contornos.
Los habitantes de Mera
no olvidan su música y sus tradiciones por ello han dedicado una plaza a una de
sus máximas representantes y difusora del folclore gallego, Ana Kiro, que se
enamoró de este lugar y lo hizo suyo viviendo y acabando sus días en el mismo.
Las palabras sirven de
introducción para hacer bueno el refrán de que una imagen vale más que mil de
ellas. Os dejo con mis fotografías:
Matías Ortega Carmona
Junio de 2020