sábado, 16 de noviembre de 2019

CEHEGÍN...SIEMPRE EN EL CORAZÓN






CEHEGÍN



Cehegín, siempre en el recuerdo, siempre en el corazón. Alguien me decía hace poco -"Para ser un pueblo, no está mal"- pero Cehegín es algo más que un pueblo, es  Mi Pueblo. No nací en él, pero sí lo hicieron todos mis antepasados y tuve la dicha de pasar momentos muy felices con aquellos que pude conocer, suficientes para que ni el tiempo ni  el olvido pueda con ellos. Los encuentro, siempre vivos, en mis recuerdos cuando recorro otra vez esas calles por las que paseé en mi infancia y juventud, por esas huertas en las que jugaba persiguiendo piratas y bandidos. Retornan conmigo a esos lugares cuando yo regreso o quizás me esperan porque nunca se fueron y están allí por si vuelvo.

La Media Legua; soy consciente de que (para quien no tiene mis recuerdos, mis vivencias, que comparto con mis hermanos y algunos de mis primos de la rama materna, sobre todo con Isabel, Paco y  Juani)  ver una casa  vieja que amenaza ruina despierta pocas sensaciones:




Pero esa casa fue el hogar de Mis Abuelos, de Mi Madre y de Mis Tíos. Era un lugar tan pobre que no había nada que echar de menos y era un lugar tan rico porque allí se vivía  el mayor tesoro que uno puede disfrutar el del amor, el del cariño de los unos por los otros. Ese fue el legado, la herencia, que dejaron Matías y Juana, para todos los que vinimos después.
Acompañado de toda mi familia, esposa, hijos con  sus parejas  y mis  nietas, he tenido el gozo de volver a esa casa, rodeada de frutales, con el Castillo Santuario de la Vera cruz de Caravaca en el horizonte.  Estoy seguro de que alguna de las  emociones que yo he sentido también les habrá atrapado a ellos, aunque quizás aún no lo sepan.


El Convento de San Esteban, Monumento Histórico Artístico Nacional desde 1976, es una de las construcciones más importantes del barroco murciano. 
Además de su valor arquitectónico  para mí es algo más, tiene un valor sentimental. El sonido de las campanas de su Iglesia me ha acompañado en muchas ocasiones; las escuchaba desde la casa de mis tíos, María y Francisco, situada a muy poca distancia y lo recuerdo cada vez que en algún otro lugar oigo ese tañido.
El Convento, siendo más preciso, su Iglesia, alberga a la   Patrona de Cehegín, La Virgen de las Maravillas. Esta imagen llegó a la ciudad en el año 1725 procedente de Italia y es un bello ejemplo del Barroco Napolitano. Al principio compartió culto con la Virgen de la Peña, pero rápidamente los cehegineros inclinaron sus preferencias y su devoción hacia  la recién llegada.




Son muchas las mujeres de Cehegín que en honor a la Virgen llevan su nombre, también en mi familia; alguna tía, primas y la más cercana, mi madre. 
Dicen que su belleza, que incide directamente en las emociones de la mayoría de las personas que la contemplan, es el  mayor milagro de esta imagen. Yo no voy a calificar estos hechos, que relato a continuación,  como algo milagroso pero el efecto que produjeron en mi Abuelo Matías fue algo parecido.
Mi abuelo, cuya bondad estaba fuera de todo duda, tenía un carácter fuerte que le hacía estallar al menor contratiempo. Cuando se enfadaba temblaban todos los santos del cielo contra los que arremetía. Sucedió que enfermó y estuvo al borde de la muerte, más allá que aquí, con fiebre y delirando.  
Matías, despertó una mañana y  no había rastro de la fiebre, encontrandose totalmente restablecido. Según contó a mi abuela y a sus hijas, las cuales estaban con él en ese momento, la Virgen de las Maravillas se le apareció y le dijo que se iba a curar pero que jamás debería volver a blasfemar y que por lo menos una vez a la semana iría a verla y a escuchar misa en el Convento. Desde ese día hasta su muerte mi abuelo no dejó de cumplir con esa promesa y, aunque cueste creerlo, tampoco volvió a blasfemar.
Son muchas las veces en que he visitado esta Iglesia pero hasta hoy nunca había sacado fotografías de la misma, cierto es que en mi juventud, cuando mis visitas eran más habituales, no disponía de una cámara para hacerlo. Como dice el refrán "nunca es tarde..."










Salimos del Convento para reunirnos con mi prima Paca y su hija Mara. Nos han recogido a Elena, Graciela y a mí en Murcia y acompañado hasta nuestro alojamiento en el Camino del Chaparral, donde hemos comido juntos. Después, ya en Cehegín, mientras nosotros saludábamos a la Virgen de las Maravillas, se han acercado a su casa para recoger a María, la otra hija de Paca.  Ha anochecido y en la ladera de la Peña Rubia  destaca, iluminada, la silueta de la Cruz de Cehegín.



No es la mejor manera de conocer un lugar, yo he paseado muchas veces de noche por Cehegín pero para mis acompañantes, a excepción de mis primas que viven aquí, es una novedad. A pesar de la oscuridad, estas calles tienen su encanto ... quizás porque yo así quiero verlo.








Las niñas y, porqué no decirlo, también los mayores estamos cansados del viaje y decidimos retirarnos a las casas rurales que hemos contratado en el Camino del Chaparral. El Retiro Hibiscus es un alojamiento recomendable que une a sus buenas prestaciones la amabilidad de Mike y Paul, sus dueños.

El día ha amanecido algo nublado y mientras desayunamos cae un ligero chaparrón. Ha parado de llover y aprovecho, antes de salir para Cehegín, para hacer unas fotografías de nuestro alojamiento y saludar a nuestros anfitriones, que andan atareados con las labores de mantenimiento del entorno que rodea las casas. Saludo con un buenos días y gestos pues ellos son ingleses y  hablan tan poco castellano como yo  inglés. No hay problema para entendernos porque mis hijos y sus parejas, Javi y Tania, sí son capaces de tener una conversación más o menos fluida en inglés.
Como puede verse en las fotografiás estas casas, situadas en plena huerta, tienen mucho encanto y está muy bien cuidadas.






Destaca, frente a la finca en la que nosotros estamos, una gran mansión que nos ha llamado la atención por su belleza y el lugar en que está emplazada, decididamente cuando me sobre dinero quiero una casita como esa.


Es sábado, el segundo día de estancia en Cehegín. Nuestra primera actividad será la visita a la Media Legua, la cual ha quedado reseñada al inicio de este reportaje. 
Desde la antigua carretera que va de Cehegín a Caravaca se puede observar una bella panorámica de la ciudad, aunque debo reseñar que la fotografía que incluyo a continuación no es de este viaje sino de hace algunos años y está hecha con una antigua cámara analógica.


Si es, de este viaje, esta otra fotografía de una moderna escultura en la rotonda que da acceso a la Autovía que une Murcia con Caravaca.



Paca y Mara nos esperan en la Gran Vía para acompañarnos a   su comercio habitual, donde podremos adquirir embutidos. Es bueno alimentar el alma con los recuerdos y emocionarse con ellos, pero la gula pide su espacio y eso hay que llenarlo con las ricas morcillas, chorizos, relleno y otras delicias de la chacinería ceheginera. 
Una vez realizadas las compras nos dirigimos a la parte monumental de Cehegín. Desde el inicio de la Calle Mayor se suceden las  casas antiguas  de la nobleza que residía en esta zona. Son rústicos palacios, no exentos de belleza, que lucen blasones en sus fachadas.



Uno de estos palacios, que perteneció a las familias Chico de Guzmán y Salazar, es la llamada Casa del Jaspe por el material que adorna su fachada procedente, al parecer, de la cercana Peña Rubia.



Este edificio es en la actualidad la sede del Ayuntamiento, para mí tan familiar como desconocido, familiar porque son incontables las veces que habré pasado por delante del mismo y desconocido porque, hasta hoy, no había entrado nunca en él.



Hoy, con Paca, solo viene su hija Mara, a la que ayer por la noche le desperté la curiosidad, sin desvelarle el secreto, sobre la lámpara que cuelga sobre la escalinata de acceso a las plantas superiores. Esta lámpara fue fabricada para adornar una de las iglesias, pero cuando  el cura la vio la rechazó por obscena, al observar que uno de sus adornos es una mujer con el pecho desnudo. Produce cierta hilaridad esta historia y su protagonista con una moral ciertamente trasnochada, aunque  estos hechos sucedieran hace muchos  años .





Me gustó el interior del edificio por su decoración nada recargada y su contraste de blancos y azules. También llaman la atención las piezas del mobiliario que son en su mayoría  las originales.









No pude resistirme a la tentación y, como otros muchos visitantes, me nombré Alcalde Honorario, ocupando la silla de la Alcaldesa por unos instantes.



Frente al Ayuntamiento, donde está la Oficina de Turismo, han abierto una terraza con un mirador. Desde él  se divisa gran parte de la huerta de Cehegín y al fondo la vecina ciudad de Caravaca, en la que destaca la silueta de su Castillo.



También podemos ver, desde este lugar, muchos de esos tejados que se grabaron en mi retina cuando era niño. Los observaba desde  una pequeña ventana de la casa de la hermana de mi madre, mi Tía Juana,  por la que sentía un gran cariño. Entonces sabía que los días que pasaríamos  en Cehegín iban a ser muy pocos y me aferraba a cualquier detalle para llevármelo conmigo cuando volvíamos a Mataró. Esos tejados siempre han sido para mí un símbolo.



El día ha quedado con una temperatura agradable y no hay visos de que pueda llover. Algunas nubes adornan el cielo cosa que a  mí  me gusta,  pues añaden encanto a las fotografías.
Otro lugar al que nunca había entrado es a la ermita de la Purísima Concepción, una bella iglesia de estilo neoclásico que tras años de restauración volvió a abrirse al culto en Julio de 2011. Este templo se construyó a iniciativa del Cardenal Cisneros, según parece, a principios del Siglo XVI y fue consagrado en 1556.



Se accede al mismo por una escalinata desde la Plaza del Mesoncico y está rodeado de una zona ajardinada y un paseo, que es a su vez un gran mirador desde el que se divisa la Vega de Cehegín y gran parte de la población.






La Concepción es una Iglesia monumental y de gran belleza en su interior, en sus capillas se veneran algunas de las imágenes que suelen procesionar en Semana Santa, las cuales muestro en las fotografías siguientes:







Uno de los detalles más importantes es el Artesonado Mudéjar que pasa por ser uno de los más hermosos de la Región de Murcia:



También destacan la Cúpula sobre el Altar Mayor y la Capilla de San Juan de Letrán con sus pinturas murales:





Como curiosidad, asociada a la Capilla de San Juán de Letrán, unas pinceladas sobre la historia de Martín Ambel y Bernad, escritor ceheginero que hizo de ella su lugar de residencia y pidió en su testamento ser enterrado en la misma.
Sus discrepancias con el Alférez Mayor de la Villa, Alonso de Góngora y Quirós, le llevaron a batirse, con éste,  en un duelo de honor  del que salió victorioso dando muerte a su adversario. 
Para escapar a la Justicia, Martín Ambel, se acogió al Asilo en Lugar Sagrado viviendo en la Concepción los últimos  38 años de su vida. Su encierro no le privó de llevar adelante sus actividades ni su vida familiar. Con su esposa, Catalina Gil, la cual le visitaba regularmente, llegó a formar una familia numerosa de dos niñas y cinco varones. Cuatro años después de la muerte de Catalina, ocurrida en 1633, el escritor, contraería nuevas nupcias con Isabel Fajardo.




Es día de visitar iglesias y a la salida de la de la Purísima Concepción nos dirigimos a la de Santa María Magdalena. Construida en el Siglo XVI, las obras corrieron a cargo del Arquitecto de la Diócesis de Cartagena Jerónimo Quijano.




Esta Iglesia esta considerada Bien de Interés Cultural desde 1982 y es, en si misma, por su arquitectura y los valiosos objetos que atesora, un museo y como tal está catalogada.
Cuando entramos en ella, se está celebrando una boda y para no estorbar la ceremonia espero hasta el final para hacer mis fotografías, aunque no me resisto a hacer la primera, sin sacar sus caras,   con los novios  en el momento del intercambio de anillos,


Ya ha acabado el enlace y antes de que nos cierren las puertas es el momento de dejar constancias de esta visita con las correspondientes fotografías.



En la fotografía inferior, en el cuadro de la izquierda, podemos ver a la Virgen amamantando al Niño y eso me hace pensar que el cura que se negó a tener en su Iglesia la lámpara que está en el Ayuntamiento tampoco habría permitido  que colgasen ese cuadro.
 






Unos atentos feligreses, a los que creo conocer, esperan pacientemente a que yo acabe con mis fotografías para seguir con nuestra ruta turística.


La siguiente visita que tenemos prevista es al Museo Arqueológico que, como la Iglesia de Santa María Magdalena, se encuentra en la Plaza del Castillo o de la Constitución. En el camino encontramos a un Nazareno de bronce que evoca las procesiones de Semana Santa.

 
El Museo Arqueológico de Cehegín se inauguró en 1977 siendo uno de los más antiguos de la Región. Permaneció varios meses cerrado por obras de renovación, volviéndose a reinaugurar en 2004. Se ubica en dos edificios históricos de la ciudad, el Antiguo Ayuntamiento y el que fuese Palacio de los Fajardo. De este último parte el Callejón de la Cárcel que da a la plaza de las Viejas.







El visionado de las salas del Museo, es un paseo por la historia de Cehegín a través de los restos arqueológicos encontrados en los distintos yacimientos  de la zona, sobre todo en el del antiguo Begastri y también en la Iglesia de la Magdalena que acabamos de visitar.


En la escalera de acceso a las salas de exposicion podemos ver una curiosa reproducción de un velero, un mosaico con el escudo de Cehegín y un mural alegórico de la Adoración de los Reyes Magos. 











Desde una de las salas, nos asomamos al balcón para contemplar una hermosa panóramica de la huerta y la Plaza del Castillo, lugar de celebración de los festejos en la antiguedad. En mi opinión, peatonalizar este espacio es una asignatura pendiente de la Corporación Municipal, la masificación de automóviles en el mismo lo degrada y pone en peligro a los viandantes sobre todo en días festivos.



Quiero agradecer al personal del Museo su pemisibilidad con el horario, pues hemos llegado prácticamente a la hora del cierre y aún así nos han permitido, a nosotros y a otros visitantes, acceder al mismo y hacer esta rápida visita.



Es la hora de comer y retomamos el camino hasta las proximidades de la Gran Vía, donde hemos aparcado los coches. En ese recorrido seguimos disfrutando de todos los detalles monumentales que las calles de Cehegín ofrecen. Podemos constatar que el tiempo puede con todo y que alguna de estas Casas Señoriales tuvieron días mejores.
 

Los cehegineros adoran a su Virgen de las Maravillas cuya imagen está tambien presente en las calles, quizás para que  los viandantes se sientan protegidos.


Quedamos con Paca y Mara para ir a Caravaca después de comer. Nos encontraremos junto al monumento al Alpargatero, cuya escultura reconoce la importancia de un oficio de amplia raigambre e  importancia  en la economía ceheginera.





Cuando llegamos a Caravaca de la Cruz ya está oscureciendo. Habíamos pensado llegarnos  hasta Las Fuentes del Marqués pero el horario invernal limita mucho el turismo de naturaleza, por ello veremos lo que nos dé tiempo dentro de la ciudad.



Caravaca es una ciudad que he visitado en multitud de ocasiones y que conozco bastante bien, forma parte de mis recuerdos pero sin el añadido emocional que tiene Cehegín. 
Como tenemos poco tiempo decidimos dividir el grupo y, mientras Elena acompaña a mis hijos, las parejas de estos y mis nietas, al Castillo para que lo conozcan, yo me quedo con Paca y Mara para ir a visitar el Museo de los Caballos del Vino. 
Los que han decidido subir al Castillo han escogido la opción buena y hacen la visita sin problemas.
Quienes queríamos ver el Museo no tenemos la misma suerte. Aunque llegamos al mismo 25 minutos antes de la hora de cierre, los encargados de la recepción, un señor y una señora poco amables, nos niegan la entrada diciendo que no lo vamos a poder ver todo. De nada sirve que digamos que nos conformamos con ver lo que podamos. Ningún parecido, en cuanto amabilidad, la de estos funcionarios con los del Museo de Cehegín. 










Las fotografías que he puesto son de una visita anterior a este Museo de Caravaca que recomiendo visitar por su valor artístico, prescindiendo de la simpatía de su personal. La riqueza de los bordados con los que se engalanan los caballos es de una belleza única.


Hemos amanecido sintiendo ladrar a los perros, cosa que no había sucedido desde que llegamos a las Casas Rurales Hibiscus. Es un hecho puntual, según explica Mike a mi hija Graciela, la culpa la tiene un pavo real que anda suelto por la finca y que se ha metido en los dominios de los perros.




Nos despedimos de nuestros caseros, Mike y Paul, agradeciendo su amabilidad durante nuestra estancia en este alojamiento. Las últimas horas en Cehegín, antes de comer e iniciar el regreso, son para que disfruten las pequeñas. Por ello nos dirigimos al Parque Juan Carlos I junto a la Gran Vía.


Son miles los cehegineros que emigraron a Mataró buscando una vida mejor, con su esfuerzo y trabajo también contribuyeron a hacer de esta población catalana una gran ciudad. Para perpetuar los lazos que unen a Cehegín y Mataró, ambas ciudades se hermanaron en septiembre del año 1993, hecho que se refleja en el monumento de la fotografía superior. 
Las niñas disfrutan de los aparatos que están instalados en el parque, columpios, tobogán, etc, pero también se dedican a hacerme la competencia con la cámara, sobre todo Irene, que tiene mucho gusto para la fotografía. Así, vamos paseando y recogiendo imágenes de lo que más nos gusta.






Para que lleguemos con tiempo a coger el tren en Murcia, he quedado con mi Primo Paco en que iríamos pronto a comer  a su restaurante. Cehegín tiene muchos lugares donde saciar el hambre pero si lo que uno quiere es alimentarse, dejando que disfruten los sentidos, no hay un sitio mejor que el Restaurante Bar Sol, situado en la Calle Mayor. Puede pensarse, por mi comentario, que uno barre para la familia, pero son innumerables las opiniones de comensales que han pasado por allí y  que coinciden con la mía. Este restaurante es un lugar de referencia gastronómica en la zona al que acuden amantes de la buena mesa y personajes de relevancia que visitan Cehegín.



Paco nos ha preparado un Menú Degustación en el cual no se puede decir que cada plato supere al anterior porque todo está riquísimo. El vino de la comarca, con DO Bullas, es un complemento ideal para esta comida. 
Cuando llega el postre, recuerdo lo que me decía Isabel, la hermana mayor de Paco -"Mi hermano inventa unos postres que se te caen las lágrimas cuando los comes"-. 
El servicio es de lujo, con una gran profesional de la restauración como es Ángela, la hija menor de Paco y Mari. Ya no es la niña que iba a hacer la comunión cuando Elena y yo la conocimos. Es una mujer aparentemente frágil que se agiganta cuando la ves actuar en su medio, ese oficio que  siguiendo la tradición familiar eligió, no sé si por costumbre, pero que domina como pocos. 
La recuerdo también con su guitarra, en los vídeos que grababa cantando en la intimidad de su habitación, espero que nunca deje de cantar aunque solo sea para ella. 
La recuerdo cuando quería ser pintora y a muy temprana edad realizaba unas acuarelas increibles. No sé si ella lo recuerda pero a esa pequeña pintora le escribí y dediqué un poema. Sigue haciendo lo que te gusta, Ángela, porque si lo haces como tu sabes, poniendo el sentido en ello, lo que salga de tus manos siempre será un hermoso cuadro.
Solo una pega cariñosa, el negocio exige mucha dedicación y, aunque Paco y su familia dediquen algunos momentos a saludarnos, es imposible que tengamos más tiempo para hablar con calma de nuestras cosas. A ellos también les habría gustado pero hay remedio y, afortunadamente, estamos en frecuente contacto a través de las nuevas tecnologías. Cuando estábamos en La Media Legua, alumbrándonos con un candil, era impensable que llegasen a existir  adelantos como los teléfonos móviles e Internet.
Aunque sea con brevedad, nos hemos visto y mis hijos y las hijas de Paco y Mari se han conocido. También hemos podido conocer a Hugo, hijo de Patricia y primer nieto de Paco y Mari, que aportará sin duda muchos momentos de alegría y felicidad a la familia.
Recuerdo a Patricia, una niña de 11 o 12 años que se movía por el restaurante con la mayor pericia apuntando a la gran profesional que es hoy en día.  Elena y yo celebrábamos nuestro aniversario y Patricia nos dijo que ella, si nos parecía bien, se encargaba de escoger el menú y de servirnos. Comimos muy bien, no saben cocinar mal aquí, pero lo inolvidable realmente fue sentir la atención y el cariño con que ella nos trató.
De aquel día guardo una fotografía que no sé si Patricia y Paco recordaran. Por si la han extraviado ahí la dejo.



Inmortalizamos estos momentos con unas fotografías y los guardamos también en el álbum del corazón para que nunca se pierdan. Viendo a Paco y a su familia pienso en mi Tía Juana, todos llevan algo de ella y ella era toda bondad ¡Qué orgullosa estaba de ellos y como quería a su familia!




Llegó el momento del regreso, Paca y Mara, que nos han acompañado la mayoria del tiempo que hemos pasado por estos lares, nos esperan para llevarnos a Elena, Graciela y a mí a Murcia a coger el tren. 
Me ha gustado mucho retomar el contacto con Paca y pasear con ella por las calles de Cehegín como cuando éramos jóvenes. Recordar muchos buenos momentos y anécdotas, haciendo partícipes de ello a Mara  y María. Con Mara nos habíamos visto en el mes de abril en Murcia y compartimos paseos y procesión, a María no la veía desde hace muchos años. 
Como dice una canción "La Niña se hizo Mujer" y aquellas niñas que yo recordaba de verlas en casa de sus abuelos, María y Francisco, son ahora dos estupendas mujeres. 
Mara, con un caracter jovial y alegre, me recuerda mucho a su madre cuando era joven. Cercana, muy familiar, es una excelente compañía para salir a correr mundo. También es  muy decidida y me da la impresión de que se asusta por pocas cosas.
María, más introvertida, tiene una gran complicidad con su hermana, me pareció verlas muy unidas. Aparenta timidez y sin embargo es capaz de arrancarse cantando copla y cautivar a quien la escucha con su excelente voz. No es una novedad esto en la familia, pues mi Tío Delfín y mi Padre también eran muy aficionados a este tipo de canción y algo habían cantado. Mi Padre muy en la intimidad y mi Tio donde hiciese falta o donde le dejasen. En Honor a la verdad hay que decir que María les supera a ambos.



Estamos en el interior del tren y  Paca y Mara nos miran desde el andén. Recuerdo, cuando el ferrocarril llegaba a Cehegín, aquellas despedidas familiares en la estación  al acabar las vacaciones. Siempre he deseado que estos momentos no se conviertan en un adiós sino en un hasta pronto. Este viaje no ha sido un viaje más, ha sido un reencuentro con los que estamos y con los que no vemos pero siguen estando. Ha sido también la oportunidad de conocerse los más jóvenes, que no se conocían, y que espero  hagan lo posible por volverse a ver para seguir conociéndose, para mantener esos lazos familiares.
Veo por la ventanilla y escucho por el teléfono móvil, a Mara agitando su pañuelo en el andén y diciendo -"Siempre quise hacer esto"-. Me emociono, me emociono como lo hacía mi abuelo Matías cuando era incapaz de despedirse para que no le viésemos llorar.
Hasta pronto familia; podría decir gracias por todo, pero soy de los que piensan que en la familia más que gracias lo que se dan es abrazos. En la familia, como yo la siento, no hay favores ni atención pero si cariño, mucho cariño, porque uno no da ni otro recibe, todos  comparten.


Cehegín, 3 de Noviembre de 2019.

Matías Ortega Carmona




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