Rimando, rimando,
aunque no tengan sentido,
las palabras voy encadenando
en este relato pervertido.
Un relato que es poesía,
versos del absurdo,
verborrea, palabrería,
para gloria de un palurdo.
Palabras que nada explican
pero sirven para avanzar,
una a una se multiplican,
sin que haya nada que contar.
Oigo ladrar un gato,
maullando está aquel can,
y yo, garabato a garabato,
ya tengo otra estrofa ¿y, van?...
Volando va un ciempiés,
arrastrándose una paloma,
¿Qué dices, qué no lo ves?
Bueno, quizás sea una broma.
En el mar sembré trigo
mientras pescaba en la era,
yo quería estar contigo,
y tú, que yo me fuera.
Ya he de ir acabando
de emborronar el papel.
La historia la seguirá contando
¿Quien lo sabe; éste o aquél?
Matías Ortega Carmona